Esta vez, aunque sea cierto, no voy a comenzar diciendo, que me mata el hecho de que un concierto programado para las 22.30, se retrase 55 minutos, no, a pesar de que era un miércoles, laborable, por mucho verano que fuese. Pero al final, este tipo de consideraciones, queda en un segundo plano, tras lo vivido en la portuense Sala Milwaukee. Es justo señalar el esfuerzo que hacen desde la sala, para mantener la música en vivo en la ciudad. La entrada anticipada, costaba 7€, y en el precio iba incluida, una consumición. Teniendo en cuenta, que una birra cuesta 2€, haced cuentas. A las 23.25 Leburn Maddox subía al escenario junto a su banda para esta serie de conciertos, por cierto, un puñado de muy buenos músicos, como demostraron esa noche.
Aunque el escenario era pequeño, más aún se hacia, ante la presencia de Leburn, que desde el primer momento, se metió a la gente en el bolsillo, con su buen hacer, demostrando tener muchísimas tablas. Con los primeros acordes, nos olvidamos del calor que nos fustiga este verano, para disfrutar de Soul, rock, funk y reagge que tomaba el escenario. Intercalando canciones propias con clásicos, la noche se iba llenando de magia al ritmo de «You can leave your hat on«, «Cold mine»… Leburn estuvo muy comunicativo todo el concierto, facilitando ese lazo de unión con la gente, y mostrándose como un tipo con muchísimo sentido del humor, que al presentar a la banda, tras la segunda canción, se presentó a si mismo como Lenny Kravitz.
Nos habló sobre a fucking sad love song, «Tears that fall«, sobre la esclavitud sufrida por los negros, antes de deleitarnos con esa joya llamada «Motherless child«, una canción que para él representa un canto a la libertad o un sentido «Angel» que dedicó a la memoria de AmyWinehouse. Después de unos 40/45 minutos, se tomaban un pequeño descanso, para refrescar las gargantas. Por si alguien se había adormilado durante los 15 o 20 minutos que pasaron, antes de que volvieran al escenario, arrancaron la segunda parte, con un espectacular «Superstition» qu
Nos preguntó si nos gustaba Bob Marley, antes de acometer un bestial «Exodus«, para poner punto final a ritmo funk, con un larguísimo «Sex machine», lleno de improvisaciones, aprovechando para presentar de nuevo a la banda, y darles cancha al lucimiento personal de cada uno. Leburn nos hizo cantar con él, bailar y disfrutar, hasta las 01.40, en la que ponía fin a una gran noche. Sencillamente, genial.
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