La vida no es para mirarla de reojo desde un rincón, ¿quien quiere ser un mero espectador?. Además está llena de decisiones que tomar, de caminos que elegir, de aciertos, de errores, de alegrías por haber elegido la cara A, de lamentaciones por elegir la cara B, pero de lo que nunca debe estar repleta es de la pregunta, ¿qué pudo haber sido?.
La solución más sencilla seria encontrarse con el diablo en un cruce de caminos, emulando a Robert Johnson, y vender tu alma a cambio de un GPS de la vida, aunque pensándolo bien, todo perdería espontaneidad y emoción. El miedo y la adrenalina que produce el salto al vacío, la delgada linea que separa el éxito del fracaso, la victoria del tortazo.
Sólo los valientes ganan, suelen decir, claro que también dicen que los valientes son los que mueren jóvenes, todo es cuestión de gustos, y en el rock la variante es la misma, muchos son los que han intentando dar un paso mas allá, muchísimos pasando a engrosar el grueso libro de las injusticias del olvido -en algunos casos no tan injusto-, y unos pocos se han apuntado la divinidad mitológica rockera, que hará aparecer tu obra regularmente en alguna revista, web, blog o conversación de vecinos.
Pero no es fácil ir mas allá, no sólo la luna tiene que estar de tu lado, hay mas factores como estar en el momento adecuado, caer en gracia y por supuesto, ser buenos, tener calidad, hacer que la gente diga, «joder que cabrones», y Queen es una de esas bandas que no tuvieron miedo al fracaso, a los que los cánones se les quedaban estrechos y comprendieron que cuatro personalidades tienen que funcionar como una pero sin dejar de ser cuatro.
Y ahora, ya va siendo hora de recuperar el texto que en su momento publiqué en mi blog para ir pagando el tributo a aquellos discos que han ido cimentando los cimientos de este tugurio de degeneración, y Freddy, Brian, John y Roger son parte fundamental de ello junto a su A night of the opera.
Es complicado hablar de este disco, porque ya se ha hecho en muchos sitios y muchas veces, contando anécdotas, historias e interpretaciones varias de cada uno de sus temas, así que no me quiero enrollar demasiado en asuntos técnicos o datos, sino ir directo a la música, que es lo realmente importante de esta joya que salio de la mente de Queen, y de la magia de Roy Thomas Barker.
«Death on two legs (Dedicated to)» abre el disco, esta canción escrita por Mercury para su anterior manager Norman Sheffiled, que ellos pensaban que les estaban tangando, y frases como: «You suck my blood like a leech/You break the law and you preach/Screw my brain till it hurts/You’ve taken all my money/And you want more», dejaban claro que Freddie no pensaba morderse la lengua. La canción comenzaba manteniendo el rock como base y las armonías vocales. Es curioso, pero un dia leyendo sobre Queen en una pagina guiri, salia el tema de «Death on two legs» y sobre quien estaba dedicada, y el propio hijo de Norman Sheffiled, Sam, participaba en el debate escribiendo lo siguiente: «Norman Sheffield is my father, so therefore, i have heard a lot of the old stories. It is supposedly true that Freddie had my father in mind when he wrote this song, however what is not told is that after my father built the studio and found Queen, he gave them free access to the studio whenever he could and didn’t charge them a penny. He was a very well known drummer before building the studio with his barehands. He helped make Queen and thus Freddy mould their raw talent, and then like a lot of bands when they made it they got greedy. That’s the basics, and I won’t go into any more, but for your interest he is in the process of writing a book about the years of the studio, when he dealt with a lot of huge artists such as The Beatles and Bowie, none of whom he or they had any problems with. Just thought i would let you all know!»
«Lazing on a sunday afternoon» grabada pasando las voces por megáfonos y su sonido de vodevil, daba paso a «I’m in love with my car» con el sonido característico épico de la banda, un tema rockero escrito y cantado por Roger Taylor, que curiosamente el ritmo de batería es un vals. La sobriedad del tema al sonido de la guitarra de Brian May, que hace un trabajo fantástico, dejando la impronta rockera en la canción. Brian comentaba que a Roger le gustaban las cosas rápidas y que por eso había escrito una canción sobre estar enamorado de su coche, que por cierto en aquella época era un Alfa Romeo.
John Deacon era el raro de la banda, siempre estaba callado, iba a su aire. Mercury le animaba a que escribiera canciones, que aportase su personalidad a Queen, y «You’ re my best friend» seria su aportación, una canción dedicada a su mujer. «I’ve been with you such a long time You’re my sunshine/And I want you to know/That my feelings are true/I really love you/You’re my best friend/Ooo, you make me live». Y lo cierto es que le quedo muy bien al bueno de John esta canción.
«39» es de May, un tema inspirado en el folk rock de guitarras acústicas que trata sobre un tipo que sale en una misión al espacio, y como el tiempo para él pasa diferente a la tierra, cuando vuelve se encuentra con que todos los suyos ya no están. Un tema sencillo y rítmico, con muy bonitas voces, que suena muy intimo, al menos para mi. «In the year of ’39 came a ship in from the blue/The volunteers came home that day/And they bring good news of a world so newly born/Though their hearts so heavily weigh/For the earth is old and grey, to a new home we’ll away/But my love this cannot be»
Queen no iba a dejar de lado su particular visión del hard rock, y «Sweet Lady» es la prueba, otro tema de May, muy rockero con unas guitarras fantásticas y un riff poderoso. Taylor siempre ha comentado que la parte de batería es de las mas complicadas que ha tocado con Queen. Muy potente también el solo de May, que tiene un sonido de guitarra muy personal y facilmente reconocible, y se ha convertido en uno de los pilares fundamentales para comprender la música de la banda.
«Seaside Rendezvous», de Mercury, y de nuevo es mas teatral, mas acorde al propio Freddie. Con mucha musicalidad, la parte que hacen Mercury y Taylor con sus voces, imitando instrumentos es antológico y una de las partes mas reconocibles de la canción.
En la música de Queen se dan la mano todos los estilos musicales que eran capaces de apasionar a los miembros de la banda y eso quedaba transmitido en cada surco del disco. El rock progresivo también tenia sitio en «A night at the opera» y los épicos 8 minutos de «The prophet song», con sus cambios de ritmo y profundidad, nacido de un sueño de May sobre la biblia y el arca de Noé:«I dreamed I saw on a moonlit stair /Spreading his hand to the multitude there /A man who cried for a love gone stale /And ice cold hearts of charity bare /I watched as fear took the old man’s gaze /Hopes of the young in troubled graves /’I see no day’ I heard him say /So grey is the face of every mortal» , es uno de mis temas favoritos del disco, no voy a negar, que siempre he preferido la faceta mas rockera de Queen y esta virguería es digna del mejor rock.
Tras la exhibición, vendría la calma de mano de un tema de Mercury que se convirtió en imprescindible en el repertorio del grupo de cara al directo, y que acabaría tomando dimensión acústica sobre los escenarios, «Love of my life». Un precioso tema, sencillo, dominado por el piano de Mercury, y las voces que te llevan al cielo, y adornada por el harpa que mete May. En directo siempre dejaba al publico terminar de cantarla. Escrita para Mary Austin, sobre quien Mercury siempre dijo que era una de las personas a quien mas amaba: «Love of my life – you hurt me,/You broken my heart and now you leave me./Love of my life can’t you see,/Bring it back, bring it back,/Don’t take it away from me, because you don’t know, what it means to me./Love of my life don’t leave me,/You’ve stolen my love, you now desert me,/Love of my life can’t you see,/Bring it back, bring it back,/Don’t take it away from me because you don’t know – what it means to me».
«Good company» es otro tema de May, a ritmo de Dixie, donde May toca un banjo ukelele George Fomby, donde su padre le enseñó a tocar de niño, y cuyos acordes paso a su primera guitarra, cuando tenia 7 años. Brian comenta, que la canción va sobre algo que le decía su padre, «cuida de los tuyos y frecuenta buenas compañías», Brian quería que el solo de la canción sonase como si tocase una orquesta de jazz, y consigue que el sonido de su guitarra imite a una Big Band. «Take good care of what you’ve got/My father said to me/As he puffed his pipe and Baby B./He dandled on his knee/Don’t fool with fools who’ll turn away/Keep all Good Company».
Sin lugar a dudas, el plato fuerte, comercialmente y compositivamente hablando de este disco es «Bohemian Rhapsody», compuesta por Mercury a partir de un solo inicial de May, su archiconocida parte operística de Galileo, con el piano de Mercury, el juego de voces de la banda y el posterior arranque furioso de pleno hard rock en un continuo crescendo de potencia e intensidad, le ha llevado merecidamente a ser uno de los himnos imperecederos del rock. El riff de May es de los que se quedan grabados en la mente al igual que el solo. Hay voces que restan merito a esta composición, cuestión de gustos. Hay quien comenta, que la letra reflejaba la salida del armario de Mercury, que el hombre que mata es su masculinidad, no lo se, nunca le he buscado interpretaciones al tema. «Mama just killed a man /Put a gun against his head /Pulled my trigger, now he’s dead /Mama, life has just begun /But now I’ve gone and thrown it all away /Mama, ooh /Didn’t mean to make you cry /If I’m not back again this time tomorrow /Carry on, carry on as if nothing really matter».
A night at the opera finaliza con «God save the queen», marcando el final de un disco clave, tanto para la carrera de la banda como para la historia del rock, ya nada volvería a ser lo mismo.
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