La monumental creación que hace Jake Gyllenhaal al ponerse en la piel de Lou Bloom en sus andanzas nocturnas, y por mucho que Ryan Gosling bordase su papel en Driver, sin duda alguna es la que ha estado más cerca de emular al Travis Bickle que en 1976 creó Robert De Niro. Sí, a lo largo de sus dos horas de metraje se limita a enseñarnos lo que todos a sabemos pero preferimos obviar para no tener remordimientos de consciencia cada vez que nos sentamos delante del televisor a la hora de comer para ver las noticias que han acontecido en el mundo.
Nada nuevo aparece ante nosotros de la mano del brillante Tony Gilroy, ese mismo que consiguió salir indemne a la osadía de hacer un Bourne sin Bourne, es decir, sin Matt Damon, el único Jason posible, y es que, ante nosotros, aparece una ciudad nocturna radiografiada de esa manera que tanto le gusta a Lynch, acompañada de una banda sonora que consigue crear una atmósfera muy a lo Drive, en la que la violencia es el vector para mostrarnos de qué manera el ser humano es capaz de comportarse con tal de cumplir sus objetivos, pero es a través de la mirada de Gyllenhaal que Gilroy, de la misma manera que en su momento hizo Scorsese con la De Niro, nos compra una entrada para que en primera fila asistamos a ese horror que nos va a tener, sobretodo a partir de la segunda hora, aferrados a la butaca sin pestañear para que sintamos, por todos los poros de nuestra piel, la gigantesca sensación de desprecio de que es merecedor el ser humano en bastantes ocasiones a lo largo de su patética existencia.
Un despreciable horror es la radiografía resultante de esta Nightcrawler destinada, tal como acabó pasando al Taxi Driver de la dupla Scorsese & De Niro, a ser una película recordada como una autentica obra de arte, y a pasar a la lista de las grandes olvidadas para ser candidata a los grandes premios de la Academía. Eso sí, a Jake siempre le quedará el consuelo de que Robert De Niro no consiguió alzarse con el Oscar por su magna creación de Travis Bickle.
Yo de ustedes, en caso de no haber visto Nightcrawler, iría corriendo a verla, porque tiene un lugar reservado en los libros de cine. Una autentica obra maestra. Despreciable e insana, pero monumental.
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