Cuando comencé a leer por primera vez “Alice Cooper. Por un billón de dólares” yo era uno de esos curiosos que desconocía la historia de Alice Cooper y, desde luego, no sabía qué pintaban cada uno de los miembros de la Alice Cooper Band. El libro, vaya por delante, me encantó, así que no dudé ni un momento el traerlo a esta sección. Con estas decidí ojearlo para recordar algunos detalles. Al minuto siguiente estaba volviendo a leer con entusiasmo el primer capítulo. Me paré e hice lo que te recomiendo que hagas si afrontas el libro de primeras: busca los álbumes de los Alice Cooper de aquellos años y pínchalos a la vez que lees. Ganará tu experiencia.
Sergio Martos se subió a su pasión por Alice Cooper (el personaje, el músico, la banda) y realizó numerosas entrevistas tanto al genio como a sus secuaces de aquellos primeros años: Dennis Dunaway, Neal Smith y Michael Bruce, sobre todo, pero también a Joe Greenberg, Dick Wagner o Janice Buxton, hermana del fallecido Glen Buxton. Con todo esto y una buena revisión de la hemeroteca nos llena de anécdotas, datos y opiniones variopintas sobre el ascenso del grupo a lo más alto de mercado musical y de la creatividad hasta su separación.
En realidad, el mayor mérito de Sergio Martos es haber conseguido una coherencia narrativa mezclando retazos de innumerables entrevistas a estos personajes, y con una participación por parte de su voz de narrador ciertamente escasa. Esto hace que el libro, lejos de resultar un tostón de opiniones repetitivas o aburridas, se lea de un tirón con gusto, con la ansiedad del qué pasará.
Ah, y no olvidemos la pasión que le pone. Esa subjetividad que le hace afirmar que Alice Cooper inventaron el glam, el punk y lo que se tercie. Pero debo darle la razón en muchas de sus afirmaciones: sin el triunfo mediático del espectáculo de shock rock de esta banda quizá no hubiera sido lo mismo de David Bowie, Kiss, Marc Bolan y un largo listado que encontrarás esparcido por el libro.
Algunas anécdotas ya se han leído en otros sitios, pero contadas por el propio Alice o por los hombres que las sufrieron ganan enteros. Yo he descubierto cómo se fraguó el número de la guillotina, o el de la camisa de fuerza o el sentido brutal de espectáculo que había en la casa que compartía la banda. Y, desde luego, explica muy bien la tremenda presión que llegar a número uno y querer vivir encaramado allí produjo en el grupo: dos discos y dos giras por año acabaron con su camaradería y el buen rollo. Y ahí se acaba el libro, justo cuando Alice Cooper lanza Welcome to my Nighmare, en solitario. Y triunfa y ya no necesita más a sus colegas.
No te lo pierdas. Descubre los secretos de álbumes míticos como Killers, Love it to Death o Billion Dollars Babies. Martos promete segunda parte. Ojalá esté pronto aquí.
Que bueno..tendre que pillarla.Sergio es un colega, aunque hace mucho que no nos vemos. Y Alicia he sido fan…solo hay que ver el montonazo de discos que tengo de el!
A+
Gracias por tu comentario. El libro merece la pena tanto si eres fan como si no lo eres. Unas horas de lectura agradables y educativas a la vez.
Debo reconocer que leyendo tu reseña me dieron ganas de leer el libro. En cuanto a la parte de los números teatrales me causa un poco de gracia ya que vi unos cuantos en el infame «Magicians Biggest Tricks Finally Revealed» entre ellos el de la guillotina, aunque desconozco quien fue el primero en hacerlo.
El libro me interesa pero lastimosamente vivo en Argentina, hay alguna forma de conseguirlo en algun formato digital o comprarlo en Amazon etc?
Un saludo
Hola. Gracias por tu comentario. La mayoría de los viejos números, como explica el libro, están basados en otros anteriores. Llevaban un ayudante durante las giras, una especie de mago, que controlaba los trucos.
Respecto al libro, lo mejor es que contactes con la editorial. Un saludo.
¿A qué estoy esperando? Me parece una jodida maravilla de entrada, y encima de todo, hablan de una de las grandes épocas de Alice.
Muchas gracias por el piropo. El libro sí que es una pasada, aunque no seas fan de Alice. Y si es de tu gusto, pues mucho más. Un saludo.