Azuzado por recomendación de gente más entendida que yo, y animado tras la espectacular intervención de Pablo Perea una semana atrás en la previa al acústico de David A. Saylor en la sala We Rock, acudí a la Sala Live! la noche del viernes 18 de Enero. Las expectativas musicales, altas. Las de público, escasas, y es que, por poco que me guste, este género es minoritario. El margen de decepción, mínimo.
Un duro camino ha sido el andado por Pablo Perea para editar “Las Botas Gastadas” bajo el nombre de La Trampa, el que siempre ha sido si grupo, y del que firma la mayoría de las canciones. Este caso no ha sido diferente, y a modo de compensación de sus esfuerzos, llegaron las primaras sorpresas de la noche: una Sala Live! bastante llena, y a tenor de lo presenciado, el respetable no debería sentirse un raro comprando discos; no fui el único en hacerse con «Las Botas Gastadas». El protagonista de la noche lo merece, y su buen humor se tradujo en un recital largo y sentido.
Se comentaba por allí que Pablo Perea es uno de los mejores cantantes de este país. Es ahora cuando no dudo de ello. Desde el pistoletazo de salida con “Días de Vino y Rosas”, single de su último trabajo, quedó patente, por un lado, que el sonido sería excelente, y por otro, que Pablo tenía lo más lejano posible a un día malo. Su voz es un chorro de registros, rangos y emociones difícil de describir. No es que cumpla con lo que hace en estudio, sino que se salta los límites y viaja mucho más allá.
Acompañado de los músicos que han trabajado en el disco, auténticos profesionales que representaron la obra al dedillo, clavando hasta los coros y con una sala llena de entregados fans, el recital cobró vida a la velocidad de la luz. Todo se calentó con “Viviendo de Noche” y “Ojalá Pudiera Verte”, dos temas algo más antiguos de sobra conocidos. Pablo ya interactuaba con los presentes, ofreciendo su oído y micro para el desgañite del público, y las sonrisas entre ambos se intercambiaban con naturalidad. Que se intercalasen canciones clásicas de La Trampa con las de la obra a presentar, a penas era diferenciable para los no conocedores de la carrera de Perea: la forma en que los fans cantaban cada estrofa, y la comunión entre banda y público era tan palpable como auténtica en cada corte.
Llegaron “Luna” y “Grita Paz”, primer parón de intensidad. Se abrió el grifo de las emociones, la piel cogió el tacto de la naranja, y alguna lágrima afloró. La voz de Pablo es tan intensa, llena de matices, y su actitud es tan entregada que es difícil no empatizar con lo que canta. Dos temas lentos de seguido, y se le perdona.
Pablo y su banda solo pararon para afinar y contar la historia de alguno de los temas, como fue “Experiencia”, de lo mejor de su nuevo álbum. Así, el nivel de intensidad, sonaran temas rockeros (“Conjunto Vacío” y el clásico “La Calle de los Sueños Rotos” fueron algunos puntos álgidos”), o lentos (emotivísimo “Angel Negro”), no decayó en ningún momento. Un setlist excelentemente elegido, que dejó para la recta final un tema inédito que Pablo guarda para su próximo álbum, “Mi Portazo”, y los momentos más especiales. Un increscendo de emoción y éxtasis cuyo esperable desenlace no dejó a nadie indiferente.
Para «Nunca Fuimos Ángeles» subieron al escenario el genial Rafa Martín, también de actualidad por el lanzamiento de su nuevo álbum, y Joaquin Padilla, cantante de Iguana Tango, quienes se turnaron a las voces y se desataron en los estribillo. Un escenario que daba gusto ver. El clásico «Acércate y Bésame» lo cantaron hasta los camareros, y la banda se «despedía» de forma reglamentaria, porque la espera no duró más de dos minutos.
Pablo subía sin sus guardaespaldas al escenario, con no más compañía que la de su guitarra acústica, y nos regalaba la mejor interpretación vocal de todo el concierto: «Mi Cicatriz». Una sala totalmente en silencio dejaba caer, poco a poco, sus mandíbulas hasta el suelo como quien entra en shock ante la inminente llegada de un tsunami. Realmente impresionante lo que este tipo consigue con su garganta.
La eclosión de la recta final la formaron «Bailando Rock And Roll», y sobre todo, su versión de John Waite «Te Echo de Menos Amor», que Pablo finalizó con algo de humor ante un público encantado, aun con sobrada garganta tras dos horas de concierto. Si alguien salió decepcionado de allí, es porque quiso.
Mi primera cita con Pablo Perea se saldó con ausencia de decepciones, con ganas de la segunda, y con profunda admiración por un músico que lucha contra viento y marea por defender su pasión y ofrecer un disfrute sin igual a su público. Un hombre que mantiene viva la llama del rock melódico. Esto de por sí, es muy valorable, pero en España, lo es aun más. Grande Pablo.
Setlist
1. Días de Vino y Rosas
2. Viviendo de Noche
3. Ojala Pudiera Verte
4. Mil Veces
5. Luna
6. Grita Paz
7. Al Lado de Ti
8. Experiencia
9. Que Quedo Yo
10. Tentación
11. Conjunto Vacío
12. La Calle de los Sueños Rotos
13. Ni Tú Ni Yo
14. Tras Las Huellas de mis Pies
15. Angel Negro
16. Mi Portazo
17. Nunca Fuimos Ángeles
18. Acércate y Bésame
19. Mi Cicatriz
20. Bailando Rock And Roll
21. Te Echo de Menos
Fotos cortesía de Raúl Beckham.
Edgar Carrasquilla @Edgar_Corleone
Vaya, soy un ignorante.. no conocía a Pablo Perea! Si te ha flipado tanto ese show imagino que algo grande tiene, voy a mirar por ahí..
Cheers!
Que buena cronica te felicito, yo fui una de las afortunadas que disfruto de ese concierto y puedo decir que solo le conozco desde hace dos años pero voy alli donde actua pq sin duda una vez que le ves en concierto no puedes olvidarlo. Sin duda una de las mejores voces de España. Soy y seré Pereista hasta la muerte. jejejeje Proximo concierto Sala la Frontera en Villalba Collado 16 de febrero para quien no le conoceis no os lo perdais pq encima es gratis. Alli le conoci yo en agosto de 2010.