Preguntando a pleno pulmón “¿has visto mi corazón? ¿has visto como sangra?”, y respondiendo “todos mis amigos dicen que le dé la vuelta al disco, dejala ir, deja que sea otro quien yazca a sus pies”, es como “Handwritten” engancha al oyente. Son esas frases, y las melodías springsteenianas, endurecidas al estilo del punk de raíces de Social Distortion las culpables de una de mis actuales adicciones musicales.
Brian Fallon y sus manos derechas tienen el corazón al rojo vivo, les hierve la sangre, y lo cuentan a través de canciones de punk rock que exhalan aire folclórico. Esa imagen obrera, de chicos de rancho, no es solo estética, sino que se rezuma de sus canciones. The Gaslight Anthem han recogido el testigo que Bruce Springsteen aún no ha soltado y lo han asumido como les ha salido del corazón. Se hacen las mismas preguntas que el resto de jóvenes, pero las engrandecen gracias a las melodías vocales que compone un Fallon más inspirado que nunca. Las bases son las habituales, una guitarra que aporta acordes sucios. La otra, adorna con elegantes fraseos por doquier, aunque en este “Handwritten” se percibe una gran evolución respecto a los primeros trabajos del grupo, más directos y no tan delicados.
El sonido de las panderetas es una constante en todo el disco, así como una bastante latosa batería. Ambos consiguen, junto a la polvorienta distorsión y coros como los de “Handwritten”, esa deliciosa mezcla de “roots rock” y punk americano, más equilibrada que nunca. Pero, la clave, es la sensibilidad de Fallon. No imagino ya una interpretación mejor a la que aporta, por ejemplo, en esa carta a una antigua novia que es “Mullholland Drive”, o en el primer descenso de ritmo, con armónica y arreglos de cuerda incluídos, llamado “Keepshake”. El vibrato de su voz, explotado más que nunca en este álbum, como sus tonos más profundos, son para celebrar.
Son once cortes, muy heterogéneos, con montones de detalles que enriquecen lo que no dejan de ser estructuras que nunca se gastan. Los arreglos de guitarra de “Biloxi Parish” desvían la atención lejos del estribillo, y el sonido del ukelele en “Here Comes My Man” es otro perfecto ejemplo de lo cuidado de la producción. Cortes rápidos, como “45” o “Howl”, y cortes más lentos, como “Too Much Blood”, pero ninguno como el que cierra la edición básica del disco, “National Anthem”, una de esas joyas intimistas que pasan por encima del tiempo. A golpe de voz y guitarra acústica despiden el que es su disco más maduro hasta la fecha, con una composición al puro estilo del Boss, quedando aún más patente su tan arraigada influencia.
Puede que me guíe por mis emociones de juventud, o que haya caído bajo el hechizo de las letras de este cuarteto americano de corazón roto. De cualquier manera, no me tiembla el el pulso al escribir el 8,5 que se merece este álbum.
Edgar Carrasquilla @Edgar_Corleone para Rockthebestmusic
Contenido perteneciente a The Best Music. Puedes seguirnos tambien en Twitter y en Facebook.
tremendo
Este grupo es impresionante de verdad, son increíbles! Me he comprado hace poco lo 4 discos de ellos en vinilo, este último también y como suenan por dios!!!! 😀
Son un grupazo!!! Springsteen acertaría mucho dejando la E Street band durante un disco o así y grabando uno con estos chavales.