Una de las muchas actitudes con las que se viste uno, antes de leer un libro de poemas es la de divertirse, sobre todo. Puede que los haya que se asoman a un libro de poemas para robar el fruto del trabajo existencial de otro, y así morder de ese fruto prohibido. Pero fundamentalmente se hace para disfrutar.

Se disfruta del sonido de los textos. De cómo se divierte el autor al escribirlos. Algo que se nota en estos poemas de Luis Alberto. Pues la buena literatura es la que distrae de lo gris. De lo monótono del vivir.

El buen poeta sugiere la realidad de manera indirecta. Obviando la herrumbre. Centrándose en la belleza. Lo exige el oficio. Un oficio que nuestro autor conoce a la perfección.

Después del paraíso es un libro fiel al desarrollo vital de su autor. Luis Alberto de Cuenca es un poeta de lo terrenal. Su libro es un paseo por los clásicos de manera muy pedagógica. Como invitando a su descubrimiento con un diálogo que es un ejercicio de gratitud para con ellos.

También es un libro de amor. De amor verdadero. No del que se crea al margen de los demás, sino de ese en el que las dos partes son conscientes de la vida en toda su extensión y peligrosidad. Y de la suerte y a la vez riesgo que es coincidir así en la línea del Tiempo.

Y es un libro religioso. El concepto de Dios también está muy presente en estos poemas de Luis Alberto. Y no solo de un Dios cristiano. Sino también un Dios que está por encima de las religiones. Si bien el título sugiere la fábula de Adán y Eva en el Paraíso, este libro ofrece la oportunidad de distraernos del punto de vista de ese destierro después de morder el fruto. Cuando ya no vemos los ríos, los bosques frondosos, el cielo. Nos invade la oscuridad; nos ahogamos en ella y descubrimos otros lenguajes, otros mundos con una gravedad más pesada. Esa vieja conocida gravedad sin nombre que llevábamos soportando, desde hace mucho.

by: Angel

by: Angel

Melómano desde antes de nacer, me divierto traduciendo canciones y poesía. Me gusta escribir. Soy un eterno aprendiz y bebo de casi todos estilos musicales, pero con el buen rock alternativo me derrito.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Últimas entradas

Últimos comentarios

Te puede interesar

Meditaciones Africanas – Felwine Sarr | Editorial Filosafrica

Meditaciones Africanas – Felwine Sarr | Editorial Filosafrica

El título ya es de por sí transparente. Meditaciones Africanas es una ventana abierta a una cultura desconocida para muchos. Una ventana que nos muestra, nada más leer sus primeros párrafos, que estamos alejándonos despacio, de lo que son las verdaderas relaciones...

Merodeando a la anciana feliz

Merodeando a la anciana feliz

Lo primero que me llama la atención de esta anciana feliz es su estatura, que seguramente no tiene nada que ver con la pose agachada en la puerta de su humilde hogar. La anciana está feliz, que no es lo mismo que contenta. Al llegar a cierta edad se puede comprobar,...

Merodeando al hombre destruido

Merodeando al hombre destruido

Lo primero que llama la atención al ver esta imagen, es el sendero pedregoso que conduce hacia la mina del yo. Un lugar, en el que muchos comenzamos a trabajar más bien pronto. Todo despertar es interno, por eso este hombre se ve a sí mismo llegando a la luz del...

Merodeando a Andrea y Andrés

Merodeando a Andrea y Andrés

Podemos ver a Andrea y Andrés en el cine. Muy atentos a lo que sale de esa boca mental que sangra desde la lejanía de su existencia. Todavía no han dado ni un sorbo a sus cervezas. Lo que nos dice que el tema en cuestión, es de un interés vital para ellos. Esa boca...

Merodeando a Nerea

Merodeando a Nerea

Nerea, con su mirada, nos dice que no podemos tomarle el pelo. Cuando era niña, ya sabía callarse. Por esto, sus intervenciones son precisas y oportunas. Se dice, que, en Finlandia, las conversaciones triviales son casi inexistentes. Los finlandeses no sienten...