Pongámonos en antecedentes. My bloody Valentine se formaron en Irlanda allá por 1983, cuando el post punk y la dark wave hacían furor en todo el orbe. Grupos como Bauhaus, Cocteau Twins o The Cure marcaban la pauta a base de sonidos densos y canciones deprimentes. My bloody Valentine (que tomaron su nombre del slasher de 1981 aquí conocido como San Valentín sangriento) practicaron inicialmente este sonido gótico para evolucionar posteriormente al shoegaze: estilo que toma su nombre de la postura típica de los guitarristas consistente en tocar la guitarra mirando los pedales como si estuvieran observando sus zapatos. Nada de glamour, actitudes rockeras o excentricidades en escena (que para eso ya estaban los heavies), todo muy sobrio y sin adornos. El shoegaze se caracterizó por la distorsión de guitarras para crear ambientes, de ahí que estuvieran tan atentos a los pedales que accionaban con los pies. A base de reverb y el uso de la palanca del trémolo de la guitarra My bloody Valentine se convirtieron en abanderados del shoegaze, quien tuvo también otros exponentes a Slowdive y Ride. Para bien o para mal, el shoegaze fue barrido por el tsunami grunge que surgió al otro lado del Atlántico con la aparición del Nevermind de Nirvana en 1991. Pero en ese mismo año My bloody Valentine publicaron la que sería calificada como su obra maestra: Loveless.
En Loveless, My bloody Valentine llevaron al paroxismo las atmósferas opresivas e incómodas a base de guitarras distorsionadas que contrastaban con unas letras abúlicas que más que cantadas eran susurradas. Ojo al dato: Loveless tardó 2 años en grabarse en 19 estudios de grabación distintos, con un plantel ingente de técnicos de estudio y con un presupuesto total de 200.000$. Algo desorbitado sobre todo si pensamos que estamos ante un grupo indie. Tales eran la meticulosidad y el perfeccionismo de Kevin Shields, principal compositor y artífice del sonido My bloody Valentine, que la grabación se eternizó. Shields tenía un sonido en su cabeza y quería plasmarlo costara lo que costara, pero no era comunicativo en el estudio ni con los técnicos ni con sus compañeros del grupo. Nadie tenía claro cómo quería Shields que sonara Loveless, quizás ni él mismo. Personalmente, nunca he tenido claro si Kevin Shields era un genio o simplemente un loco mimado por su discográfica. Lo cierto es que tal presupuesto casi lleva a la bancarrota a Creation Records.
Durante la interminable y tensa grabación de Loveless el batería Colm Ó Cíosóig tuvo varios problemas de salud y personales que le impidieron tocas la batería excepto en 2 temas, en el resto del LP se sampleó su sonido de batería para crear la percusión, todo ello en un complejo proceso que alargó más la grabación. Shields quería crear un muro de sonido a lo Phil Spector (pretencioso que era el amigo) pero a base de capas y más capas de instrumentos distorsionados. Hay momentos en los que la percusión no se distingue y las voces se hacen casi ininteligibles. Las capas de guitarras distorsionadas formaban un sonido etéreo y opresivo a la vez. Sirva de ejemplo Only Shallow, en el que la guitarra distorsionada sirve de mantra en el que surfea a una letra tan naif como efectiva. En Loveless hay temas más pop como Loomer, When You Sleep, I Only Said o What You Want que no están exentos de cierto appeal. Por otro lado hay experimentos que parecen buscar únicamente irritar al oyente como Touched, Blown A Wish o To Here Knows When. Al menos los susurros de Bilinda Butcher (quien compartía con Shields la parte vocal) ofrecían un intermitente remanso de paz entre tanto océano de distorsión. Para finalizar eligieron Soon, un tema casi dance que evidencia su deuda con The Jesus and Mary Chain. De hecho, Loveless se podría definir como un cruce entre Cocteau Twins y The Jesus and Mary Chain pero hasta las cejas de ácido. Lo cierto es que Loveless no es un disco fácil, no entra a la primera. Hay buenos temas pop pero esa manía por el ruido y la saturación acaba lastrando las composiciones.
La prensa musical británica se volvió loca con Loveless y lo encumbraron al Olimpo. Es más, algún iluminado comparó a My bloody Valentine con Sonic Youth y The Velvet Underground (casi ná) por lo arriesgado de su propuesta. Sin embargo, Loveless nunca fue un éxito comercial, convirtiéndose en un disco y un grupo de culto. La influencia de Loveless es incuestionable en la evolución del pop y rock de los años 90 creando escuela en una miríada de grupos de noise pop que vinieron posteriormente (y de los que es mejor no acordarse). Incluso, según el propio Robert Smith, The Cure coquetearon con el shoegaze en el genial Wish de 1992 influidos por Loveless. Pero la leyenda no acaba ahí, como era de esperar, harta de Shields y sus manías Creation Records rescindió el contrato tras publicarse Loveless y My bloody Valentine se disolvieron al poco tiempo debido a las tensiones internas debido a la interminable grabación del disco. Solamente lanzaron un LP tras su reunificación, el también interesante m.b.v. de 2013 (22 años después) cuyo impacto fue infinitamente menor ya que llegó demasiado tarde.
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