Una de las mejores cosas que tiene ir cumpliendo años – además de parecer que no los cumples, y no, no tengo abuela – es que te la va sudando cada vez más asuntos y entiendes que no necesitas ser o parecer lo que no eres o no te apetece. No me duelen prendas en declarar y reconocer a ciencia cierta, que principalmente me la ponen dura aquellas bandas que enchufan sus amplis, los ponen al diez y seguidamente desatan los infiernos a base de rock and roll de sucios y salvajes riffs. Por eso cuando cae en mis manos alguna historia que se desliza por elementos electrónicos, lo primero que hago es arquear la ceja e instintivamente enseñar levemente los colmillos. No lo puedo evitar y como dije al principio, cada vez menos. Pero – siempre debe de haber un jodido pero – cuando el disco en cuestión es capaz de transmitirme sensaciones, olvido lo dicho y le doy su ración de adoración, a ratos en los altavoces y otros momentos en los bares. Es el caso del duo valenciano Néfele. La vez que llegó hasta mis manos su anterior «Cristal» y leí la info que la propia banda me suministró, pensé, a ver donde me estoy metiendo. Una vez inmerso en sus aguas me vi transformado para la causa y descubriendo que los movimientos progresivos y atmósferos que proponen Néfele te atrapan y son capaces de cubrirte con el talento desbordado que demuestran estos músicos valencianos.
Bien, pues Néfele de nuevo manos a la obra, dejan sobre el tapete este e.p. de cuatro canciones que titulan «Cristal Revisited» y en el que nos encontramos, dos remixes de dos canciones de «Cristal» – obvio, si no el título no tendría sentido – y dos versiones que recrean para el momento e instante. Y cuando veo a quien han decidido Andoni Ros y Salva Fernando proponer se me levanta la ceja. No puedo evitarlo. Soy como mis gatas cuando ven el sofá libre, corren a dormir como marmotas. Pues a mí el instinto me lleva a desconfiar porque reconozco que ni NIN ni Enrique Bunbury han sido nunca santos de mi devoción. Y eso que al aragonés le reconozco el disco «Flamingo» como una puta maravilla de la música grabada en este país y a Trent Reznor la osadía y valentía, pero nunca conecté del todo con su propuesta. Con la de ambos. Así que presto atención a este «The hands that feeds» que abre el e.p. y la que Néfele desprenden de ese ritmo bailable que marca la batería en la original y que a mi no me terminaba de convencer para añadirle un sonido más potente y la vez melódico gracias a las líneas de voz que termina por adherirme a la causa. La siguiente en pasar es «Alfa» de Enrique Bunbury, vocalista al que por su peculiar voz es muy complicado rendir tributo a través de una versión ya que sus canciones quedan muy marcadas por su forma de cantar, pero Néfele salen airosos del trance ya que consiguen hacer suya la atmósfera de la canción, meter un preciso riff de guitarras y adoptar muy bien la melodía de voz.
Llega el turno de los remixes. «Océano de cristal (with Rainy Eyes Remix)» que en su concepción original se erigía como un viaje de ensueño azotado por una guitarra que aparecía y desaparecía adopta ahora tintes étnicos y un ritmo constante. Por su parte «El vacío (Revendless remix)» que actuaba en «Cristal» como un interludio que desembocaba en «La verdad» ahora asume rol propio reivindicándose gracias a esos ritmos electrónicos y su aíre de película de ciencia ficción. Una vez escuchado este «Cristal Revisited» de Néfele, mi ceja reposa tranquila paralela a su compañera y mis colmillos han sido sustituidos por una franca sonrisa de satisfacción. Estos tipos siguen manteniendo mi admiración y el deseo de saber que van a ofrecernos en un futuro próximo.
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