La gira despedida de Barón Rojo ha despertado un interés que hace años que no generaba, quizás desde la fallida reunión de los miembros originales entre 2009 y 2011. Un año que les va a llevar por toda España hasta su último concierto el 30 de diciembre en el Wizink Center de Madrid, evento que anunciaba tanto en el merchandising oficial como en la pantalla que daba paso al comienzo de este directo en Cádiz, en una Sala Momart que presentaba un aspecto excepcional, llenando casi en su totalidad el precioso y cómodo recinto en forma de anfiteatro. Un ejercicio de nostalgia que congregaba a esa multitud, olvidando el decepcionante último concierto en la capital gaditana cuando llegaron a presentar el «Tommy Barón». Precisamente con una de la versión en español de la ópera-rock de The Who se iniciaba las casi dos horas y media de descarga metalera, como es «El rey del pinball». Una primera parte que repasaba temas de la parte posterior a la separación con Sherpa y Hermes Calabria como «Tu infierno» del «Ultimasmentes», «Fronteras» del álbum homónimo o «Te espero en el infierno» del «Desafío», con la salvedad de uno de sus clásicos primigenios como «Larga vida al Rock & Roll». De este primer disco sorprendían con «Chica de la ciudad» aunque más ilusión hizo la interpretación dedicada (aunque sin decir a quién) de «Chicos del rock», tema de «En un lugar de la marcha» que no suelen tocar, cosa distinta que sucede con «Breakthoven», Con Ludwig Van Beethoven sacando los sempiternos «cuernos heavies» en la pantalla, que siguiendo el alarde nostálgico emitía imágenes de estos cuarenta años de carrera, como animaciones con el avión del aristócrata alemán. «Vampiros y banqueros» del «Obstinato» era la muestra del último trabajo del grupo con los cuatro miembros históricos, de la que quedan los dos hermanos De Castro, con un Armando ataviado con sus guitarras Fender que sigue siendo un virtuoso con las seis cuerdas y el que anima y ofrece emoción, ya que Carlos no es que sea demasiado empático, limitándose a tocar su Gibson y cantar lo mejor posible, notándole mejor de voz que en los últimos años, aunque hay tramos donde se evidencian las carencias y se le ve sufrir. Ante ese pedazo de la historia del rock nacional, ayuda José Luis Morán al bajo, todo ánimo y buen hacer, como Rafa Díaz a la batería.
Tras la instrumental «El barón vuela sobre Inglaterra», comenzaba el enlace de los clásicos de siempre que se abría con «El malo», primer corte del «Metalmorfosis», al que siguió «Tierra de vándalos» pero si hubo un repaso a un Lp, fue el «Volumen brutal», del que hace años interpretaron íntegro en un Leyendas del Rock, sumando al instrumental antes escrito, «Las flores del mal», «Incomunicación», «Hermano del Rock & Roll» y «Satánico plan (Volumen brutal)». Ya con todo el respetable entregado ante esta colección de canciones, llegaba otro momento especial con «Con botas sucias», que anunciaba la «traca final» enlazando «Cuerdas de acero», «Concierto para ellos», «Resistiré», «Resistiré», un «Hijos de Caín» (que no sonó nada mal) y la mítica «Los rockeros van al infierno», cuyo conocido estribillo se leía en la pantalla al principio, antes de retirar la cartelería lateral con los pósteres con las portadas de toda su discografía. El tema llevaba intercalado pasajes de «Los desertores del rock», «el presidente» y «Casi me mato». Tras una breve pausa, los bises fueron «Barón Rojo», un «Son como hormigas», tan visionaria vista desde el prisma actual y «Siempre estás allí» como colofón a un directo que se recordará en años venideros, pues siempre se podrá decir que vimos despedirse a la banda más grande que ha dado el heavy metal nacional. A pesar de las décadas, de las idas y venidas de músicos, de perder hace treinta años al vocalista principal y a años muy duros de travesía por el desierto hay que reconocer su legado y agradecer que hayan pasado por Cádiz en este «último vuelo».
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