Cada vez es más complicado sorprenderse, pero pienso que es más por la gran cantidad de información que tenemos que por la propuesta en si. Además que los giros de tuerca no son tan sencillos ni siquiera en aquellos que han mostrado en el pasado una supuesta facilidad para ejecutarlos. Claro ejemplo puede ser Tool y su nuevo disco aunque evidentemente las opiniones vayan por barrios, muchos entre los que me incluyo, son los que han terminado desencantados ante él. En el otro bando tenemos a los grupos que muestran a las claras sus influencias y siguen en la heroica cruzada de que determinados estilos no mueran. Ya comenté en la reseña del nuevo disco de Kartzarok de la necesidad del heavy metal de volver sobre sus pasos para cimentar una nueva época. Y si los vascos lo hacían, otros que han conseguido aspirar con fuerza el tarro de las esencias para adaptarlo a su forma de ejecutar su música, sin convertirse en «impersonators» clones de mejores tiempos pasados. Algo parecido ocurre con la banda de Girona Whipping The Clown. Al comenzar su disco «Run away and hide» escuchas esos efluvios de Slayer o Metallica en el inicio de «My last words», el riff me lleva a los mejores momentos de los de Tom Araya en South of Heaven y te das cuenta que aquí hay algo especial, porque a pesar de la influencia palpable la canción contiene toda la personalidad de la banda impresa.
Lo de Whipping The Clown es ese sonido que bordea entre la frontera del heavy metal y el thrash que tan buenos resultados le dio por ejemplo a Annihilator, y en «Extreme metal for kids» queda patente. Un sonido fuerte y la suficiente melodía de voz. Una de las labores más importante dentro del heavy metal es la del vocalista, que debe ser capaz de aportar melodías sin por ello restar fuerza al conjunto y lo cierto es que Christian Tapia cumple a la perfección este cometido. Los cambios que introducen dentro de «Blue eyed wolf» donde el riff ejerce de muro de contención y nos deleitan con un estupendo solo. «Crucified» saca de nuevo a la palestra la faceta más thrash de la banda. «Killer Clown» tiene esa forma de atacar las melodías de forma hablada de Mustaine coronada con un riff potente y una batería acelerada. Comienzo calmado para «How to extinguish this fire» utilizando acústicas, creciendo la fuerza y poniendo la guinda con un tono épico en su estribillo que les queda muy pero que muy bien. Una de mis canciones favoritas del disco. «The flight of the crow» es un buen medio tiempo metálico, donde sin perder la garra mantienen en todo momento el listón alto.
Más dinámica es «The end of the line» con sus cambios de ritmo. «Reek of a past life» se entronca dentro del heavy metal más tradicional siempre al límite, claro está. «Lost war» sigue un camino similar pero teniendo en cuenta que si algo destaca en Whipping The Clown es que a pesar de que evidentemente, mantienen esa marca de la casa donde reconocerlo, no te ponen frente a frente dos canciones iguales, mostrando una flexibilidad admirable a la hora de componer. «Liar» y «Drawned in soil» nos llevan hasta el final de este más que buen disco. Si las cosas se están haciendo bien, o comenzando a hacerse, para volver a dar su sitio al heavy metal, Whipping The Clown aportan su saber.
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