No se me ocurre mejor manera de celebrar el día del libro que comentar esta interesante película sobre el proceso creativo. Manuel Martín Cuenca dirige y adapta junto con Alejandro Hernández la novela de Javier Cercas. De novelas va la cosa o, mejor dicho, de escritores.
El autor me parece una muy interesante película sobre la creación literaria. Básicamente me gustó mucho cómo el escritor encarnado magistralmente por Javier Gutierrez se basa en la realidad que le rodea hasta que decide empezar a modificarla para hacerla más atractiva de cara a un posible lector. El protagonista no se limita a observar la realidad a su alrededor, acaba forzando a los personajes, los modifica e influye en ellos como si de un auténtico demiurgo se tratara. El autor acaba tomando retales de la realidad espiando a sus vecinos, convirtiendo su edificio en un auténtico micro universo en el que inspirarse. El autor confunde a las personas que le rodean con personajes de su novela, se cree Dios, capaz de jugar con los destinos de los demás. Sus mentiras y medias verdades no buscan el bienestar de sus vecinos, todo lo contrario, desea retorcer la realidad para hacerla más novelable.
La envidia del éxito de su mujer, por mucho que sea literatura barata, corroe a nuestro frustrado escritor protagonista. Como todo buen sociópata su ego le domina, se cree superior aunque los hechos no le acompañen. Su superioridad es artística, no depende de la fama ni el dinero. Su capacidad para manipular a las personas que están a su alrededor le confiere un cariz muy peligroso. Más allá del acertado retrato del personaje protagonista Manuel Martín Cuenca sabe plasmar la psique de cada uno de los personajes. De entre todos ellos cabe destacar el de Adelfa Calvo, excepcional recreación que le llevó a ganar un merecido Goya. Tampoco debemos olvidarnos de Antonio de la Torre (genial una vez más) y María León.
Resumiendo a modo de epílogo: Creo que estamos ante la mejor película de Manuel Martín Cuenca. Buen cine español, de ese cine que cada vez vemos más por nuestras pantallas.
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