murCuando una banda se reúne después de décadas estando fuera del circuito musical es inevitable no ser escéptico. Pensemos, por un instante, que en nuestra madurez, la memoria barniza los recuerdos y los intenta filtrar a través de los ojos de nuestra juventud; y la música siempre se presta a ello. Recordemos, también, -y esto es de necesaria mención-, que en el mundo del Rock, la pose y mitomanía, la erótica de buscar en los cajones de nuestra memoria para hallar un pedazo de nosotros, lo que fuimos o pudimos ser, forma parte del credo de la mayoría de los aficionados al Rock. 091. La banda granadina supo ejemplificar a la perfección lo que os acabo de relatar –salvo el escepticismo, porque no dieron pie a ello- con la salvedad de que ellos pasaron el examen con nota. Cualquier tiempo pasado no tiene por qué ser necesariamente mejor: ésa fue la conclusión que sacamos de su visita a Murcia.

Ante un Auditorio Víctor Villegas nervioso, expectante y con ganas de escuchar a la formación encabezada por José Antonio García, los hermanos José Ignacio Lapido y Víctor García Lapido, Tacho González  y Jacinto Ríos, la formación andaluza no se hizo esperar. Con tan sólo diez minutos de retraso, vestidos todos –salvo el vocalista-, de riguroso negro y tras las venias y cortesías de rigor empezaron directamente con la célebre Palo Cortao: una instrumental con la que buscaban que el público entrase paulatinamente en trance. Tras las interpretaciones de Debajo de las piedras, Zapatos de piel de caimán, Nada es real o El lado oscuro de las cosas, en los que vimos a una banda perfecta en la ejecución, pero un tanto fría –como han comentado tanto el propio José Ignacio como José Antonio, el nerviosismo y el dédalo de incertidumbres consustanciales a la vuelta a los escenarios son inevitables –, con el transcurrir de Nada es real, Nubes con forma de pistola –rescatada por Quique González  en su gira con Lapido- y Un cielo color vino, el conjunto andaluz sí se mostró mucho más suelto, habitando el Auditorio y haciéndolo suyo.

La belleza y candidez de La noche que la luna salió tarde –conmovedora, etérea, con esa preciosa letra que evoca una historia de romances encallados en la orilla del olvido-, supuso el primer punto de inflexión de la noche: el público se contuvo, por unos instantes. La banda había hecho, hasta el momento, un set-list prácticamente enérgico, con esos dejes de The Clash en sus canciones, sobre todo en los cortes pertenecientes a Tormentas imaginarias -1993- y Todo lo que vendrá después -1995- ; pero fue con ésta con la que demostraron saber fusionar energía con introspección, delicadeza y contundencia; José Antonio la interpretó con la misma calma y emotividad que en los noventa. Sigue estando Dios de nuestro lado –sin lugar a dudas, la canción que mejor ejemplifica la estupenda Maniobra de resurrección llevada a cabo por la banda en este 2016-, el trallazo Punk de una de las joyas del quinteto como ¿Qué fue del siglo XX? -¿cuántos de los asistentes no se sintieron representados por la letra de esta canción en algún momento de sus vidas-, sirvió para engarzar con unos bises memorables.

Porque, desde que la banda “amagó” con despedirse en varias ocasiones, hasta el comienzo de Esta noche o La calle del viento, se dieron cuenta de que su legado musical estaba más vigente que nunca en la capital murciana. José Antonio se seca el sudor, bebe una copa, toma aire, mira al frente escondido en sus sempiternas gafas de sol, seguramente pensando –y dando las gracias por el calor recibido- en esa larga trayectoria musical en la que, pese a la enormísima calidad musical de  sus discos, nunca estuvieron de moda, como declaró el propio José Ignacio en una entrevista concedida al diario local  La verdad. La canción del espantapájaros, con esa bellísima acústica del mayor de los hermanos Lapido, la interpretación afligida y afectada del vocalista, acompañada de su armónica, aquélla que, con tanta pericia y sentimiento se ha convertido en una extremidad más de su cuerpo, fue uno de los momentos más destacados de la noche. Una interpretación emotiva en la que dio pábulo a ese existencialismo tan literario que siempre fue una de las señas de identidad de los granadinos. Y tras Cómo acaban los sueños, las guitarras crujientes y los ritmos Funk de los dos guitarristas en La vida qué mala es, rubricaron una noche inolvidable.

La última vez que pisaron Murcia –como el propio vocalista se encargó de señalar, confundiendo el lugar de la sala, en una de las anécdotas más simpáticas de la noche-, fue a comienzos de los años noventa; sin embargo, parecía que aquellos más de veinte años sólo fueron unos días. 091 ofrecieron un auténtico recital en toda regla. Pese a que en ellos todavía persiste, el algunos momentos, ese encorsetamiento, fruto de la necesidad de ir calibrando las emociones de la gente y las suyas propias, el quinteto andaluz puede estar más que orgulloso con el transcurrir de la gira: la Maniobra de resurrección del combo se convirtió en todo un romance entre talento, energía, entrega y una serie de canciones francamente inapelables. Esperemos que, después del fin de la gira, decidan grabar y no dedicarse sólo a editar el disco en directo de ésta. Pese a que a la formación, en algunas ocasiones, les haya acompañado una cierta aura de banda maldita, su legado permanece intacto. Y su estado de forma así lo atestigua. Como manifestó Ernest Hemingway en París era una fiesta: >>Por entonces, yo había descubierto que todo lo bueno y lo malo deja un vacío siempre cuando se interrumpe. Pero si se trata de algo malo, el vacío va llenándose por sí solo. Mientras que el vacío de algo bueno sólo puede llenarse descubriendo algo mejor<<. Esperemos que 091 descubran que su presencia en el panorama rockero español se antoja necesario.

by: Alex Palahniuk

by: Alex Palahniuk

Veinticuatro años. Estudiante de Derecho, amante de la música, la literatura, el ensayo y apasionado de la escritura.

4 Comentarios

  1. francisco vallejo prados

    La ultima gira del grupo pasó po Murcia ,Discoteca La Carroza.

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    • jobb

      ¿es posible que tocaran en Torre Pacheco en un pabellón deportivo sobre el año 95? ¿Alguien puede confirmarlo?

      Responder
      • Pepe

        Yo los ví en el Bésame Mucho, un pub que había en Torre Pacheco sobre el 93-94 no me acuerdo bien

        Responder
        • Jumillano

          Correcto, al acabar, como de karaoke cantó to la sala «En el laberinto»

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