Si hay una banda que más movió la cultura musical en la capital vallisoletana, sin duda alguna fueron los Celtas Cortos. Su Rock Celta dio un nuevo aire fresco a una ciudad que estaría viviendo un cambio social y al mismo tiempo cultural, que lo estaba exigiendo en un núcleo donde en sus días se oyeron también a un trio de unas hermanas llamadas Greta y las Garbo. Otro fenomenal grupo que impregnaban su música de Soul, Funky y Pop y que por desgracia no obtuvieron su reconocimiento merecido y que si recayó en la formación de Rock de los Celtas.
Un grupo que han luchado por estar donde han estado, que nacieron dentro del barrio obrero de la Delicias. Allí un grupo de músicos se juntaron en el colectivo de música del instituto de las Delicias y que supieron poner el nombre de Valladolid en las capitales Europeas por todo lo alto.
Hace 25 años verían su segundo disco en el mercado. Gente impresentable es un disco imprescindible de escuchar para conocer, y entender mejor la música de los Celtas Cortos en su larga trayectoria musical. Un trabajo con el que dieron un paso al frente incorporando la voz en sus canciones. Según escucharía en su día, la idea de meter letras a las canciones fue de la discográfica, la cual les presiono para que las grabaciones que hiciesen no se amoldasen solo a lo instrumental. El grupo accedió metiendo letras reivindicativas y críticas con el sistema político-social, incorporando la voz en cinco canciones del álbum como “Haz turismo”, “La senda del tiempo” “Si no me veo, no me creo” o el tema que da lugar al nombre del disco, “Gente impresentable”, y que acabaron dejando, en lo musical, un álbum a la usanza del grupo, es decir, festivo, folklórico y con un gran de acoples de diferentes estilos musicales siempre sobre la base del Rock Celta.
Con temas como “El tío Molonio”, canción que dio lugar al nombre de un famoso bar de Valladolid y que en un principio fue propiedad del grupo. “Odin” es un ejercicio de maestría, donde empezarían a fusionar el Rock con otros estilos más amoldados en el Rock Progresivo en vez del Rock Celta, llegando a crear una canción instrumental que abarca pases de Jazz y de un progresivo mucho más cercano a grupos como Kansas, haciendo del tema mucho más dinámico y profundo. Escapando por algún momento de las melodías para arriesgar más en la improvisación. “Correcaminos” o “Hacha de guerra” fueron descubriendo aún más el talento a una inmensa mayoría de público que iría creciendo con su siguiente álbum “Cuéntame un cuento”, producido por la multinacional DRO y que sería el salto definitivo a la fama.
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25 años después Gente impresentable sigue para mí siendo ese disco rebelde, honesto y cumplidor con sus raíces folklóricas, que más allá de buscar el Norte de la música, hicieron que la diversidad musical fuera un buen punto de partida a la hora de ir descubriendo un camino y recorrido musical.
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