Las propuestas heterodoxas de The Mars Volta no terminaban de ser lo mio. Puede que no dedicase el tiempo necesario a sus locuras, sus estructuras imposibles o sus melodías impredecibles en el sentido más incontrolable que se pueda imaginar, pero no ha habido manera. Soy consciente de la fascinación que provocaban, así que, dicho esto, el hecho de que Antemasque me haya ganado a la primera escucha, debería anunciar la segura decepción que sentirán los adoradores del vanguardismo que emanaban Omar y Cedric.
Con la vista centrada en lo convencional, y seguramente, atándose la creatividad al suelo el uno al otro, la pareja de músicos ha iniciado un camino totalmente nuevo a través de un páramo virgen. No han resurgido de las cenizas: han barrido los restos de la hoguera y han encendido una que chasca, huele y arde diferente. Apenas una o dos insanias previas han conservado, mayormente encajadas en «Providence» y a menor escala. A lo largo del resto de canciones, lo único permanece del anterior proyecto es el nombre de los protagonistas.
Hay melodías prácticamente pop -¡oh, ha dicho pop!- en «50.000 kilowatts» y «I Got No Remorse», influencias de de estos tiempos, bien injertadas en el identificativo sonido de Omar, y otras menos convencionales pero sí apropiadas para el público medio, como las de «Momento Mori» o las geniales «4AM» y «Rife Like The Devil’s Son», asentadas en rápidos y efectivos rasgueos de guitarra, todo tan poco esperable de los protagonistas como satisfactorio. No creo que les haya sido fácil «hacerlo sencillo», como decía Townshend. Y Cedric, por cierto, se sale en todos los temas, desplegando una importante variedad de registros muy bien controlados y más contenidos que nunca, sin estridencias. Ojo con «People forget».
En pleno 2014, la época de Spotify, Deezer, y la inmediatez, valoro cada vez más los discos cortos -hasta cierto punto-, como valoro el elegir bien diez canciones antes que dieciocho de las cuales siete sean relleno.En ese aspecto el debut de Antemasque me ha ganado también. Sus diez canciones son de calidad equiparable, ninguna dispara la media de duración, y no queda tiempo para aburrirse, lo que lo convierte en una pieza muy pulida y hasta original, pues la combinación de estos dos talentos en registros más accesibles es una sorprendente gozada.
Me costó que me gustara Mars Volta,pero debo decir que Antemasque me gustó enseguida