Cuando comenzaron los dos mil, el rock pasaba por una dura crisis provocada por la popularidad del pop, el auge de la música electrónica, el hip hop masivo, y otros factores, por lo que hubo un vacío en el rock internacional. Sin embargo, en New York empezaron a surgir unas cuadrillas de bandas que hicieron que se volviera a poner el ojo de nuevo sobre el rock and roll, como lo es The Strokes y, por supuesto, Interpol, quienes maravillaron tanto a la crítica como al público con su primer álbum, Turn on the bright lights.
Sin embargo la banda liderada por Paul Banks no ha logrado brillar desde su segundo disco, Antics, por lo que este 2014 regresan con El pintor -un anagrama de Interpol-, del cual ya han lanzado su primer sencillo “All the Rage Back Home”.
El álbum comienza con el propio sencillo, la cual parece una canción reciclada de cualquiera de los discos anteriores: slides de guitarra con eco, líneas de bajos no impresionantes pero si presenciales, y una batería que sigue sin destacar. “My Desire” sigue esa fórmula por la que identificas a la banda neoyorkina: riffs con distorsión que suenan constantemente mientras la voz de Banks se pierde en una capa de ruidos. “Anywhere” es una pizca de nostalgia, casi suena como lo que Interpol llegó hacer bien alguna vez. “Same town, New Story” “My blue supreme” y “Ancient Ways” parecieran canciones de relleno. No existe esa dinámica en la que experimentaban con cada instrumento hasta encontrarse en una mágica simbiosis musical. El álbum es unidireccional y se siente forzado, e incluso los riffs se vuelven irritantes.
“Everything is Wrong” es la canción que tendrás dando vueltas en tu cabeza gracias a su contagiosa guitarra y un estribillo limpio que suena muy U2, lo que la hace potencial candidata a ser single de conciertos, mientras que “Breaker 1” y “Tidal Waves” son contrastes interesantes, ya que que la primera se convierte en la melodía más explosiva, la segunda se desenvuelve en tranquilo un velo de beats y sintetizadores. Esta triada de canciones viene a rescatar al álbum de un abismo de desesperación. “Twisted As Hard” es la única canción que se le puede escuchar un piano natural, pero está lejos de ser un digno cierre.
El Pintor tristemente es un álbum para fanáticos. Cuestiones como el marketing lograron crear altas expectativas sobre el mismo, pero es un disco que difícilmente querrás volver a escuchar de nuevo ya que lo único que representa es un intento por desempolvar pasadas glorias.
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