Esta es una canción de los barrios bajos de la ciudad
donde me ancla a la tierra el sonido más solitario
ese que retumba desde adentro y me tiene inmovilizado.
Esta es una página del escenario más vacío,
una jaula o la más pesada cruz que se haya forjado.
Una muestra de la trampa más letal que se haya puesto.
Te agradezco que me hayas traído aquí,
que me hayas guiado a casa, el cantar esas lágrimas.
Por fin, siento que pertenezco aquí.
Ese calor y las más empalagosas perfumadas sábanas
que se me pegan a las corvas y a los pies…
Bueno, me ahogo en el Tiempo a un ritmo desesperado.
Te agradezco que me hayas traído aquí,
que me hayas guiado a casa, el cantar esas lágrimas.
Por fin, he encontrado mi lugar.
Me siento como en casa,
debí haberlo sabido
desde mi primer aliento.
Dios, envía al único amigo verdadero que considero mío
y finge que voy a hacer las paces la próxima vez
para así acoger el glorioso final del camino.
Te agradezco que me hayas traído aquí,
que me hayas guiado a casa, el cantar esas lágrimas.
Por fin, siento que pertenezco aquí.
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