In Mourning, la banda sueca de death melódico nos planta frente al rostro, los oídos, el cerebro, su nuevo lanzamiento “The immortal” en el que escapan de las reglas canonizadas del género para incorporar a su sonido no los ya previsibles desarrollos progresivos sino la transformación hacia atmósferas más oscuras que conviven con las bien diseñadas y dibujadas líneas melódicas que sobresalen en este “The immortal” en perfecta armonía. La simbiosis en las estructuras vocales donde graves, agudos y voces limpias se deslizan entre las canciones ocupando su posición de rigor en beneficio de estas mismas como conjunto. La versatilidad de utilizar tres guitarristas que desploman la contundencia arraigada de las sombras mas densas del doom se funden con cristalinos solos que se dibujan sobre la contundencia natural de la banda que siempre de una manera u otra se abre camino.
In Mourning con este “The immortal” siguen puliendo aristas para refinar su sonido sin pecar de excesivas concesiones que dificulten reconocer su personalidad. Combinar de manera excelente y concienzuda desarrollos donde se visualizan las costuras del metal progresivo sobre una base de os uridad y fiereza controlada y encabezada por Cornelius Althammer (Ahab) y su impresionante destrza con la batería asombran en “As long as the twilight stays”, la contraofensiva directa de “The sojourner” o la propia “The immortal” y esa capacidad de mantener y mostrar modernidad en su sonido sin para ellos desprenderse -al menos totalmente- de elementos enraizados en su pasado que comparten lecho con otros diferenciadores.
Quizás podría decir que In Mourning representa lo que en algún momento anhelamos que fuesen Opeth, pero eso sería no reconocer la impresionante ultima obra de los de M.Åkerfeldt y además caer en el viejo y complaciente -a la vez que innecesario- truco de las comparaciones como máscaras que ocultan lamentos que a nadie importan y restar talento y magnificencia a canciones como la bella y pálida “Moonless sky”o la “malévola” y oscura a veces, exonerante y evocadora otrora, “Staghorne” que apuntalan de manera precisa y firme el esqueleto, la columna vertebral construida por las nueve canciones que realzan la magnificencia de este “The immortal”, obra en estado de gracia.




















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