Hoy se celebra el día del músico en Argentina. Siempre tendremos la música. La mayoría de nosotros hemos probado de niños algún instrumento. Aunque no todos logramos desarrollarnos en esta actividad de manera constante.
La música, como todo lo que aprendemos de niños, cuando todas nuestras puertas mentales están abiertas de par en par, es algo a lo que siempre se puede volver.
La música exige sacrificio también. ¿Y qué no lo exige hoy en día? Se produce un ensanchamiento del alma, una mayor comprensión del misterio de la vida. La música es libre, nadie la puede atrapar para sí.
Entra y sale de nosotros, le gusta que las ventanas estén bien abiertas para que la brisa circule sin oposición por los rincones más ocultos de nuestro ser.
Lo que más me gusta de los músicos es que, la mayoría, sin preparación intelectual, se lanzan con el corazón abierto hacia el descubrimiento del misterio de la vida. De esta manera se podría decir que la filosofía propia que descubren en su viaje, está exenta de artificios, de conceptos ya estudiados años atrás. Cuando nombran la realidad, lo hacen de manera original y pura.
Esto tan bonito no es nada fácil. Por esto, desde esta revista, hoy nos queremos acordar de todos los músicos para que sepan que no están solos, que un día, el menos pensado, encontrarán ese escurridizo arcoíris subidos a este tren del misterio. Y en este difícil y ansiado trayecto, les apoyaremos siempre.
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