Roberto Iniesta, Robe, el poeta maldito, el rockero de culto que triunfó contra todo pronóstico y se hizo leyenda entre sus miles de seguidores. Extinguido Extremoduro, Robe ha mutado hacia otros derroteros menos rockeros, ha ganado en matices y todo ello se nota en su directo. Las guitarras afiladas siguen ahí presentes pero comparten protagonismo con los teclados y el violín. Cuento 7 excelentes músicos en escena para plasmar en vivo todos los arreglos y matices de la música de Robe. A saber: Álvaro Rodríguez Barroso a los teclados, Carlitos Pérez al violín, Alber Fuentes a la batería,  Woody Amores a la guitarra, David Lerman al bajo y  Lorenzo González a los coros.

 Como buen culo inquieto, Robe no está cómodo mucho tiempo en ningún sitio. Así lo atestigua su último LP Se nos lleva el aire (2023) y esta gira de Ni santos ni inocentes. En dicho último LP se centró el repertorio del concierto de anoche en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza, tocando 9 de los 10 temas del disco, dejando fuera Ininteligible que fue el primer single. Así pudimos flipar especialmente con Adiós, cielo azul, llegó la tormenta, Esto no está pasando o El hombre pájaro. Con un sonido compacto pero cristalino, Robe y su excelente banda sonaron como una apisonadora capaz de ir a 1.000 por hora pero también ir a ralentí si era necesario. Tal es la calidad y la versatilidad de esta banda. De la rabia a la sensibilidad en unos segundos. Todo ello enfatizado por un montaje escénico igualmente apabullante. Ante un público ávido de la amarga poesía de su autor, Robe estuvo impecable en lo musical. No es un animal escénico que desborde carisma sobre el escenario, no lo necesita, su carisma está en cada una de sus canciones. ¿He dicho ya que la banda sonó brutal? Pues lo repito. Dudo mucho que hoy en día haya un directo en este país que suene mejor que el de Robe y su banda.

 Eso sí, no entendí inicialmente el descanso de media hora para que el público aprovechara para a ir al baño o salir a fumar. Parece ser que es costumbre en los conciertos de Robe, me pareció que rompía el ritmo del concierto. Aunque visto lo que nos restaba por presenciar, admito mi error y creo que el parón estaba más que justificado. Mejor que el apocalipsis te pille meado y con un litro bien frío en la mano.

 Un solo de batería reconecta con el público tras el parón y funciona a la perfección como intro de Haz que tiemble el suelo (os juró que tembló el suelo y las gradas) y a partir de aquí la cosa no dejó de subir.  Robe y su banda abordaron también de manera ejemplar su celebrado Mayéutica (2021) con Interludio, Coda Feliz o sus movimientos segundo (Mierda de filosofía) y cuarto (Yo no soy dueño de mis emociones). Alucinante cómo suena esta banda. Y sí, Robe recuperó temas de Extremoduro como La vereda de la puerta de atrás y Ama, ama, ama y ensancha el alma desatando la histeria colectiva entre un público entregado a la locura desde hacía un buen rato. Con la guitarra en alto y aclamado como un mesías, Robe agradeció a su público tal muestra de cariño y nos prometió que volvería en breve. Si no nos vemos será por culpa nuestra.

Sin contar el descanso, fueron 2 horas y media del mejor directo de este país.

by: Luis Cifer

by: Luis Cifer

Luis Cifer, nació en la ciudad del cierzo. Se dice que siempre viste negro, que Luis no es su nombre real y que duerme en la calle. Otros dicen que tiene un trabajo, que no bebe alcohol e incluso que es padre de familia, pero no hay nada confirmado. También se le puede encontrar en su blog de cine.

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  1. Un millón de gracias a vosotros por compartir mi pasión. Seguiremos con las antenas parabólicas bien sintonizadas! Abrazo fortísimo, David.

  2. Maravilla de lista...muchos d ellos estarían entre mis 100 favoritos pero sería interesante saber los 200 q s quedaron fuera😆

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