Vamos con el poema 92 de Las Flores del Mal, la obra de Charles Baudelaire. El poeta, como siempre, se inmiscuye en todo lo que ve, en este caso, el mundo de los invidentes. Baudelaire, en Los ciegos, describe a las personas con ceguera a su manera particular; describiendo sus modos y también, sus interioridades.
Les Aveugles – Les Fleurs du Mal
Contemple-les, mon âme ; ils sont vraiment affreux !
Pareils aux mannequins ; vaguement ridicules ;
Terribles, singuliers comme les somnambules ;
Dardant on ne sait où leurs globes ténébreux.
Leurs yeux, d’où la divine étincelle est partie,
Comme s’ils regardaient au loin, restent levés
Au ciel ; on ne les voit jamais vers les pavés
Pencher rêveusement leur tête appesantie.
Ils traversent ainsi le noir illimité,
Ce frère du silence éternel. Ô cité !
Pendant qu’autour de nous tu chantes, ris et beugles,
Éprise du plaisir jusqu’à l’atrocité,
Vois ! je me traîne aussi ! mais, plus qu’eux hébété,
Je dis : Que cherchent-ils au Ciel, tous ces aveugles ?
Los ciegos – Las Flores del Mal
Míralos, alma mía; ¡Son tan horribles!
Igual que los maniquíes; apenas ridículos;
terribles, peculiares como los sonámbulos;
sus oscuros globos apuntando a quién sabe dónde.
Sus ojos, de donde salió esa chispa divina,
como si miraran a lo lejos, permanecen levantados
hacia el cielo; nunca se les ve por el pavimento
ladeada su cabeza pesarosa con ese aire soñador.
Atraviesan así la oscuridad ilimitada,
este hermano del silencio eterno. ¡Oh, digno de mención!
mientras a nuestro alrededor canta, ríe y grita,
enamorado del placer hasta la atrocidad,
¡Ved! ¡Yo también me arrastro! Pero estoy más aturdido que ellos,
y digo: ¿Qué buscan en el cielo, todos esos ciegos?
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