Más crónicas de conciertazos a añadir a este generoso historial 2024 en Rock, The Best Music. Fue hace un mes, lo sé, pero ya no daré explicaciones sobre mis demoras. El caso es que la los SUPERSUCKERS, la banda del ínclito Eddie Spaguetti y sus peligrosos rednecks, se pasaron el pasado 9 de marzo por el LOCO CLUB de Valencia en el marco de su generosísima gira europea con multitud también de fechas en nuestro país. En concreto la de la Ciudad del Turia era la penúltima, antes de finalizar en Barcelona y después de haber triunfado rotundamente en las nueve fechas anteriores por el norte, centro y sur del país.
Hey!, ¡pero no venían solos!, porque nadie mejor que el efebo de FRANK SUZ y sus secuaces para abrir para ellos, más a sabiendas que Reza Todo lo que Sepas (2023), su última obra recientemente reseñada en esta casa tiene esos aires fronterizos y Western que maridan a la perfección con lo que es la misma esencia de los ‘Supermamones’. Vamos con la crónica…
Con una entrada bien generosa, oliendo a sold out, comenzaron sobre las 21:30 los valencianos FRANK SUZ. Prácticamente con la formación al completo (a los vientos sólo estaba Hickowsky, venido en exclusiva desde Francia para la ocasión), se cascaron en poco más de 40 minutos diez trallazos de su peculiar y ya reconocible mixtura de Hard Rock-Cabaret-Western-Industrial & Horror style. Diría que es el mejor bolo en el que los he visto, se les notaba que iban a matar, que lo estaban dando absolutamente todo y que, el protagonista principal de todo este tinglado, FRANK SUZ, estaba más motivado que nunca para ofrecer el mejor concierto de su historia y ponerles las cosas realmente complicadas a Eddie Spaguetti & Cia. Se ganaron al público desde el principio con la intro de «Il Triello» seguida y conectada a «No es país para viejos» interpretada con una energía, intensidad e incluso dosis añadidas de furia que continuaron con el solapado «Incubus (El Deprabado)». Justo esta última frase fue el denominador común de los 8 temas que le siguieron. Qué cabronazos son. Frank Suz tiene una banda que se divierte y disfruta, que da un espectáculo ‘diferente’ y jodidamente fresco y que, os lo aseguro, no dejan a nadie indiferente, incluso a muchas personas que sé de buena tinta que los veían por primera vez. Una de ellas estaba a mi lado.
De su último disco cayeron los ya convertidos en pequeños clásicos «Reza todo lo que sepas», «Hombre Lobo» (como siempre tan Rocket From The Crypt), un brutal «El sol nació para arder» y «Bloody McKenzie». de Mambo Voodoo fueron descargados el corte homónimo, que obviamente me supo a gloria con esa clase e intención vacilona y el citado «Incubus (El Deprabado)». Por último, de Inferno, a parte de «No es país…» cayeron para cerrar los siempre esperados «En Babilonia» e «Inferno» que finiquitaron a lo grande un setlist de auténtico escándalo para el reducido tiempo del que dispusieron. Telita…
Y ahora sí, las estrellas de la noche. Para empezar una pequeña crítica a cierta parte del público que pareció no saber que se metía en un concierto de Rock’N’Roll. No sé, que estés delante de los putos Supersuckers y te moleste tener contacto con los que tienes alrededor, que haya mosqueos infundados que casi derivan en conatos de pelea y que haya gente que se ralle de mala manera porque le rozas o le empujas un poco sin intención me pareció del género bobo e ignorante. No sé si cierto sector pijo (o cazurro, también podría ser) del público se pensó que iba a ver un concierto de Rock como si estuviésemos sentados en sillitas de mierda o que la atmósfera pre-Fallas incitó a gente con ganas de fiesta a meterse en un Club sin saber quién venía a tocar. El Rock’N’Roll en directo es contacto, sudor y movimiento constante del público Ladies & Gentleman. No sé cuál pudo ser el problema, pero que todo se pusiese tan ‘bronco’ en algunas zonas me sorprendió, hasta un servidor sintió la cutre-ira del infierno de un capullo/cazurro que ardía en deseos de zurrarme. En fin, hablemos de música…
Que los Supersuckers nunca fallan es algo que todo el mundo que los ama sabe… ¡y en Valencia no iba a ser menos! La verdad es que era mi primera vez y tuve muchas veces en la cabeza que Eddie Spaguetti tuvo un cáncer de laringe grave años antes de la pandemia y fuí testigo de que se encuentra recuperadísimo y no le queda secuela alguna, pues sigue disponiendo de ese timbre arisco y vacilón que siempre le ha caracterizado al igual que de un carisma y un humor que sigue siendo muy de agradecer.
Con respecto al setlist, sin fisuras, 24 pepinazos de Rock’N’Roll High Energy con ese toque country/blues y sureño que aporta, sobre todo y ante todo, el toque guitarrístico de ‘Metal’ Marty Chandler que en varios momentos se convierte en la verdadera estrella encima del escenario con esa clase ‘redneck’ punteando los ‘solos’ con una chulería y maneras que hipnotizaron a los allí presentes (a los que estábamos por disfrutar del concierto, claro…). Mr. Chandler también nos brindó varios temas de su disco solista a la voz principal y no desentonaron en absoluto con el ritmo del show, fueron un buen contrapunto y un descanso vocal Eddie.
No citaré un tema por encima de otro, tan sólo os diré que de The Evil Powers of Rock’N’Roll, mi disco favorito, cayeron el homónimo «The Evil Powers…» y «I Want The Drugs» únicamente y que eché mucho en falta «Cool Manchu», «Santa Rita High» y «Going Back To Tucson». De su última obra, Play That Rock’N’Roll (2020), tocaron tan sólo «Ain’t Gonna Stop», al igual que de su antepenúltimo disco, Get The Hell (2014), tocaron la canción homónima al título del álbum. Como veréis, la descarga de decibelios que vivimos en el Loco Club valenciano fue todo un ‘greatest hits’ en toda regla celebrando por todo lo alto y con todo su arsenal de hitazos fronterizos la música de los únicos e inigualables ‘Supermamones’…
Sin mucho miramiento y casi sin dejar tiempo a recuperar el aliento tras el show de los valencianos, salieron al escenario en su formación clásica de trío: Eddie Spaguetti (cantante y guitarra), Rontrose Heathman (guitarra) y Captain Von Streicher (batería). Y así, sin más dilación, se soltaron la melena con un potente «Rock N Roll Records» que puso a todo el mundo a saltar y a sudar desde el primer momento. Seguida de ella, un clásico también desde sus inicios, «Born with a tail», que sumó aún más fuelle a la ya caldeada noche. A pesar de la evidente añoranza de la formación más añeja de la banda, me sorprendió gratamente el gran sonido que consiguieron con este formato. La voz de Eddie sonaba perfectamente acompañada por el crujiente sonido de las guitarras y la potente batería.