Me ha costado mucho decidirme a hacer la reseña del último disco de QUEENS OF THE STONE AGE… y desde luego no ha sido porque me haya decepcionado, nada más lejos de la realidad… Por motivos que no vienen al caso me he sentido muy cerca de Homme, quizás más cerca que nunca (recordad que no podía ni verlo entre 2005 y 2013), y es que la tragedia y el drama se han pasado estos últimos años pululando a su alrededor con la virulenta separación con su mujer, Brody Dalle (The Distillers), el interminable litigio legal por la custodia de sus tres hijos, la muerte de hermanos de sangre como Mark Lanegan y Taylor Hawkins, entre otros, y el diagnóstico de un cáncer, hoy en día ya superado. 6 años han tenido que pasar para que nos llegase In Times New Roman… (2023), ácido y venenoso guiño en su título a la ‘fuente’ con la que su mujer se comunicaba con él a través de mails, seis años en donde los problemas sentimentales, las pérdidas y la enfermedad le han mantenido en el dique seco y que ahora, por fin, ha podido exorcizar y escupir sus demonios personales a base de cortantes riffs y mucha, muuucha bilis contenida y que ahora ha sido liberada…
Nunca se pudo describir mejor una ‘misiva’ tóxica y destructiva que como ‘Papel Machete’…
Se hubiese podido esperar un disco depresivo y con amargas composiciones, lamiéndose las heridas lentamente, sin ver la luz al final del túnel… ¡pero nada más lejos de la realidad!, Josh Homme, aka ‘Baby Duck’, se revuelve y reacciona enérgicamente contra todo lo que le ha pasado, con las heridas sangrando todavía, con el escozor que produce el conflicto, con el dolor que produce la pérdida, en definitiva, con esa mochila rebosante de problemas que no parece querer abandonarle, pero de la que pretende deshacerse de ella más pronto que tarde.
In Times New Roman… (2023) está lleno de electrificantes momentos en un disco bizarro, que cuesta entrar en primera escucha, pero que te agarra por las gónadas con los para mí dos temas con cierta intención de hit (pero que no lo son y ni tan siquiera lo desean) caso de «Paper Machete» o «Emotional Sickness». No dejaré de lado, ¡de ninguna de las maneras!, a ese pepinazo de Robot Rock circense que es «What The Peephole Say». Debes persistir, dar espacio a este disco, porque cuando te entre el inicial «Obscenery» con esa psicodelia de tintes arábigos no vas a querer salirte de él con composiciones de tintes Stoner como en «Negative Space», o toques Zappianos que incluso podrían recordarte a Mr. Bungle en «Made To Parade» o al Bowie de Low en los inquietantes medios tiempos de «Carnavoyeur» o «Sicily», de nuevo con orquestaciones psych exóticas. «Time & Place» es otra joyita, space rock psicodelia que de nuevo me trae a Zappa a la mente y, para acabar, ¡wow!, la experimentación de 9 minutos de «Straight Jacket Fitting», un dark blues enfermizo y neblinoso en donde Homme pide y demanda su curación, que todo cicatrice lo antes posible de nuevo entre orquestaciones extrañas, psicodelia sedante y arrastrado blues… Y hasta aquí, intuyo que Josh se ha debido quedar a gusto, que cantar y defender estas canciones en directo deben ayudarle mucho a superar todo la negritud vivida y sufrida. Insisto, no es un disco de fácil asimilación a pesar de los dos ganchos citados, pero os aseguro que es toda una experiencia y que tenemos, quizás, al Homme más ‘desnudo’ y visceral de toda su carrera…
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