Quizá no seamos personas porque no estamos viviendo en la tierra, pero brillamos. Como los cometas. Somos mundos propios, sin gobierno. Aparecemos de la nada, amando por todas partes, sin medida. Pero brillamos. Vivimos si morimos, si morimos de nuestra edad. Que decía el bueno de Vallejo. ¿Qué no? ¿Que sí pero que no?
Seguramente estás pensando que ya no puedes más, que es demasiado tiempo sin tocar tierra. Estás deseando unirte a la gente y formar parte de todo esto, de pertenecer. Qué puta manía con pertenecer, qué cojones de prisa tienes por pertenecer. ¿Acaso piensas que estás en la vanguardia del sufrimiento? ¿Idiota?
Hay mucha gente anónima sufriendo sin la capacidad de observarse. Tú tienes el privilegio de poder observarte. Incluso de si observas que no puedes observarte. Has sido elegido, es un regalo de Cronos. Asúmelo con entereza. Eres tú el que guía a la gente que no puede verse.
Dame la pata, mono, te dice Vallejo. Somos testarudos, joder. Seguramente estás deseando integrarte, pero te aseguro que no es ese el final del trayecto. Nosotros no estamos aquí para pertenecer a la masa. Separados de un extremo, luminosamente unidos desde cualquier centro, esforzados en el ejercicio de acercarnos y estar solos, vamos siendo estrella.
Y si algún día por casualidad encuentras el sitio de tu extravío, y te unes a la gente, un ángel te dirá que cierres los ojos y lo vuelvas a perder. Sí, estúpido indisciplinado, mejor sigue tu propio camino. La tierra baldía se extiende por todo, pobre de aquel que la lleve toda consigo. Nosotros buscamos un ángulo diferente de las cosas. Los laberintos no tienen techo, por ejemplo. Y que la nueva realidad no se te suba a la cabeza, campeón, número uno.
Y no temas ser débil. Eres músico, solo puedes contar lo que ves y más te vale estar sereno para eso. No te avergüences de estar cansado. Tienes buen aspecto cuando estás cansado. Parece como si pudieras seguir y seguir sin parar. Y ahora ven a mis brazos.
Increíble como el texto te embelesa, atrapa y emociona a partes iguales