Océanos. Llenos de krakens y vertidos tóxicos, inmensas cantidades de agua en la que ahogarse. La vida del pez más grande suele ser corta y dura. Mantener una posición semejante requiere un continuo y arduo esfuerzo, rara vez recompensado. Los pescadores y buques de guerra amenazan a cada orilla y de norte a sur.
De entre los arrecifes de coral, surge una morena que te devora en un santiamén. Así es la vida del músico, de cada uno de nosotros. Y un día aparezco yo, con mi característica cojera, soltando improperios y golpeando piedras cual demente.
Y no se os ocurre otra cosa que darme unas botas aladas.
A mí. Un pobre pececillo cojo.
La hostia se veía venir de lejos. No por el alcoholismo, ni por las tendencias suicidas, ni por la adicción a las pastillas para dormir. Si no porque cuando alguien quiere hacer algo, normalmente lo hace. Mejor o peor. Y algunos irlandeses, a parte de ser incapaces de morir, somos especialistas en darnos una buena hostia.
Y, en realidad, no sé que sería de mí a día de hoy de no haber regulado la potencia de esas botas (al menos en el pie bueno) y haber dado un giro de ciento ochenta grados a mi vida. Esta web, mi música, la terapia, la música, el vivir de día, escribir, la música, Sportula…
He tenido cientos de Mercurios en mi vida. Quizá ninguno como Isabel. Por eso casi la pierdo.
Pero no me apeteció seguir perdiendo partes de mí. Ni personas preciosas.
Así que voy a las personas preciosas, como ella, o nuestro poeta Ángel Ferrer, o mi editor Rudy Martínez, o Raúl Lupiáñez de Somewhereout, o Abraham Linares de 41 Ravens.
Peluso, de Guardianes del Metal, al que vi despegar hasta convertirse en lo que es hoy, una parada imprescindible si quieres que tomen en serio lo que haces en la comunidad. No es necesariamente mi caso, como cualquiera que observe el tiempo necesario comprobará, pero sí que lo es aplaudirles a él, y a Frank de Trueno Metálico, incansable en su prosa y su pasión por la música, toda ella. A Santi, Juanma (Tears of Clown: escuchadlo) y todo el equipo de Nación Metallica Podcast, por los mismos motivos y la amistad tan especial que se ha forjado entre nosotros.
El puto Carlos Tizón, colega. Hubiera alquilado dos años de habitación en Motel Bourbon. Eran otros tiempos para Johnny Boy. Ahora me paso cada día a tomar café, que conste.
A mi Berni Botcher. Félix Morales, nuestro flamante compañero de tinta y pergamino y nuevo bajista en mi diabólica red con forma de as de picas; a Nacho, a.K.a Mr. Ennos Darville –deberíais apuntar también a este último, por la cuenta que os trae–, a todos los músicos con los que he tocado en el pasado y espero volver a encontrarme.
Y en este momento de mi vida, hoy, que he recuperado algunas de las cosas que más quería…
A mis hermanos en armas Orestes Miñán y Carlos Vargas. Tantísimos años de cariño y crecimiento. Tantísimo aprendido y por aprender. Nos multiplicamos juntos. Recuperar a ambos en mi vida ha sido lo mejor que he hecho desde que estoy en contacto de nuevo con Laura, e Isabel volvió a mi vida, de la que nunca se había ido, en realidad.
Gracias a Ozono3.
Gracias a todos por existir. Y a ti, lector imprudente, si no los conoces… O bien eres un necio o bien buscas cada uno de sus portales y nombres en todas las redes sociales y empiezas a seguirlos como un loco. TODO. LOS YOUTUBES. LOS BANDCAMPS. Compra en sus bandcamps. Ahora.
No acepto un no por respuesta. De verdad. De verdad que no, os lo firma mi ex-psiquiatra. Busco la carta que acabo de romper y se la envío a Ángel, que la suba, os lo prometo. El «no», no lo llevo bien.
Tuyo, siempre
John Serrano
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