Casi sin darnos cuenta, o a lo mejor para muchos ¡por fin! (dependiendo con el cristal con el que se le mire), nos llega una nueva entrega de la saga John Wick (y ya son cuatro), al parecer será la última ya que se anunció el spin-off ‘The Continental’, una serie precuela que se ambienta en Nueva York en los años 70, y muy especialmente por la forma en cómo finalizó la película que aquí analizamos.
Nuevamente nos encontramos con un arsenal similar al de las tres primeras entregas, muchos disparos, persecuciones, peleas perfectamente sincronizadas en su coreografía y un montón de escenas inverosímiles. La película dura 169 minutos y bien se podría haber hecho un muchísimo mejor producto con menos minutos de duración ya que hay muchas escenas que pudieron ser más cortas, tanto diálogos como persecuciones y peleas pudieran provocar un mayor y mejor impacto en el espectador si esas escenas no fueran tan innecesariamente largas.
En todo caso la narrativa de la película funciona bastante bien, el hilo conductor de sus anteriores entregas se mantiene y tiene coherencia. Keanu Reeves nos vuelve a ofrecer otra sólida actuación y los personajes de anteriores entregas; como Ian McShane, Laurence Fishburne o Lance Reddick por ejemplo; también se lucen en sus respectivas actuaciones. Los nuevos personajes también resaltan; Hiroyuki Sanada, Shamier Anderson y Donnie Yen; ofreciéndonos actuaciones convincentes en sus personajes. El nuevo villano, Bill Skarsgård, nos presenta una dualidad en su actuación, por lo que o lo odias o lo amas (como villano, obviamente), pero no pasa desapercibido.
Debemos recordar que una de las razones que inició todo esto fue un perro, y a lo largo de cada una de las nuevas entregas, un nuevo can se ha llevado parte del protagonismo y en esta cuarta película eso no va a ser la excepción. La amistad, el honor, el colegaje y la lealtad, pero también la traición y las dudas hacen parte de la trama, las cuales están muy bien llevadas y se disfrutan en la historia.
A destacar la escenografía, donde podemos pasearnos por Nueva York, Osaka, París, Jordania o Berlín. A tener en cuenta la escena post-créditos.
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