En primer lugar, ¿eres como nosotros? ¿tienes suturas, cicatrices que muestren que has perdido algo? Parece ser que hay un error general, humano, cuyo ángulo no conocemos: eso es precisamente lo que más nos interesa, y tenemos que saber si tú has venido solamente a añadir las trivialidades de tu vida al (ya considerable) dolor de las nuestras.
Los demás, que se apañen con la nómina o la falta de nómina, la coca o la esperanza. Y digo la coca, porque hay quienes se meten una raya y escriben en sus letras lo primero que experimentan fuera de lo común.
No es fácil hablar por el teléfono del universo. La primera vez que lo cogí, me la intentaron colar, se dieron cuenta de que me di cuenta, y me colgaron, claro. Desde entonces me gusta enterarme de todo por mí mismo.
¿Y a qué viene todo este rollo? A que después de unas cuantas canciones traducidas de ayer y de hoy, quería hacer hincapié en la mala calidad de algunas letras que se ven en muchas bandas que circulan por nuestros oídos. Lo sé, tiene que haber de todo, el rock es todo, toda la liga y toda la champions. También es diversión, claro está. Pero no hay que perder el norte por eso, o por lo menos, intentarlo.
La habilidad y la destreza de los músicos es cada vez mayor, cada vez hay más virtuosos y gente con ganas de hacer las cosas bien, eso se nota. Pero no puede ser que se tire un pedo el de al lado, y tú hagas una letra con eso. Las miras, los objetivos de un corazón insobornable, tienen que ser más altos, (no me gusta esta palabra), más generales, más universales, cósmicos diría yo. Para eso hay que filtrar mucho, muchísimo lo que se percibe. Hay que estar muy alerta. Y buscar la belleza, claro. Y no hablo de lo elegante, de ese culebreo resbaloso y empalagoso.
Algunos opinan que la vida es un viaje experimental hecho involuntariamente o que somos algo que sucede en el descanso de un espectáculo –por decirlo así-, una forma de estar en las cosas que no nos quieren o, quizá, que somos como ratones en un laboratorio que volvieran de algún infinito que desconocen. Está claro que la mente tiene que estar en las estrellas, pero los pies, en el suelo, obviamente.
Todas estas explicaciones tienen la suficiente claridad y, también, la deliciosa oscuridad de la armonía, pero demasiada herrumbre, querido, demasiada herrumbre.
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