Barcelona ha sido cuna desde siempre de muy buenas bandas de heavy metal en todas sus concepciones. Y lo sigue siendo. Uno de esos casos es el de Redshark, que después de un e.p. en 2019 titulado «Evil Realm» nos plantan en plena cara su primer larga duración bajo el nombre de «Digital Race» un estupendo compendio de heavy metal clásico de aroma ochenteno entroncando en el speed metal. Muchas veces el problema de este tipo de sonido es como conseguir mantener a flote esa esencia del heavy metal clásico pero a la vez no terminar oliendo a naftalina sino conseguir algo tan complicado como obtener esa frescura que aporta el saber sonar actual. Redshark lo consiguen en este disco donde los riffs de guitarra como guías por el desfiladero y la contundencia de la batería se conforman como principales basas para definir su sonido junto a la melodía de los solos.
El disco lo abre «The Drill State», rápido y agresivo que se emparenta con los momentos de mayor gloria de Accept, un riff de guitarra muy marcado y una voz poderosa a la altura de lo que nos proponen, algo muy complicado muchas veces en gran cantidad de bandas actuales de heavy metal. Imposible comenzar con mejor pie. Pero no penséis que Redshark van a piñón fijo ni mucho menos. En «Never too late» se intuyen influencias de Maiden sobre todo en las líneas vocales mientras musicalmente – y en buena parte de la parte vocal de la estrofa también – viajan hacia ese power metal americano de los ochenta que se convirtió en la evolución natural de gente como Riot. La canción que da nombre al disco comienza con un riff pesado en el que sacrifican la velocidad a favor de la potencia dibujando una melodías fantásticas con las guitarras.
«Mars recall» aunt magistralmente el uso melódico de las líneas de voz a la vez que musicalmente también toman un camino propio como el que muchas bandas clásicas abrieron tratando de mantener por un lado el legado clásico del sonido junto a la accesibilidad de referencias más propias del hard rock como en el caso de Queensryche. Se lanzan a pecho descubierto con «Kill your Idols» al filo del thrash metal, imprimiendo dureza bien canalizada y coronada con un estupendo solo en el que reflejan su vena más melódica. No bajan un ápice las revoluciones en «The death rides» con las guitarras creando un sonido inquebrantable y la batería como muro de contención todo ello con una gran labor vocal. Sin dejar de lado la potencia en el riff vuelven a girar hacia terrenos melódicos e incluso diría que más actuales con «Burning Angels» imprimiendo cambios de ritmo que dinamizan la canción. Como un alto en el camino nos encontramos con la balada «Palid hands» a la que la melodía de voz consigue transmitir altas dosis de dramatismo e incluso épica. Cierra el disco «I’m falling» que enmarca muy bien los devenires del heavy metal a final de los años ochenta.
«Digital Race» es un gran disco de heavy metal, con una banda, Redshark, que tiene muy claro cual es el camino elegido y de qué manera pretender cimentarlo en sus canciones. Consiguen ese punto de potencia que te mantiene enganchado durante toda la grabación sin renunciar nunca a las melodías, pero siempre estas sin en ningún momento actuar en detrimento de la fuerza. Destaca el trabajo de las guitarras y sobre todo de la voz, algo excesivamente complicado cuando hablamos de heavy metal de tesituras más clásicas dentro del género donde es demasiado fácil naufragar pero que no es el caso de Pau Correas, vocalista de Redshark.
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