Vamos con la continuación del poema Las Viejecillas de Charles Baudelaire, perteneciente a Las Flores del Mal que fueron publicadas en el año 1861. Un poema corto en el que se puede apreciar que las personas en aquella época, eran viejas a pesar de seguir teniendo algunas funciones vitales propias de la juventud.
LAS FLORES DEL MAL – CHARLES BAUDELAIRE
LES PETITES VIEILLES III
À Victor Hugo
Ah ! que j’en ai suivi de ces petites vieilles!
Une, entre autres, à l’heure où le soleil tombant
Ensanglante le ciel de blessures vermeilles,
Pensive, s’asseyait à l’écart sur un banc,
Pour entendre un de ces concerts, riches de cuivre,
Dont les soldats parfois inondent nos jardins,
Et qui, dans ces soirs d’or où l’on se sent revivre,
Versent quelque héroïsme au cœur des citadins.
Celle-là, droite encor, fière et sentant la règle,
Humait avidement ce chant vif et guerrier;
Son œil parfois s’ouvrait comme l’œil d’un vieil aigle;
Son front de marbre avait l’air fait pour le laurier!
LAS VIEJECILLAS III
A Victor Hugo
¡Ah! ¡Cómo he seguido a esas viejecillas!
Una, en particular, a la hora en la que el sol cae
ensangrentado el cielo con rojas heridas,
pensativa, sentábase apartada en un banco,
para escuchar uno de esos conciertos, abundantes en metales*,
con los que los soldados, a veces, inundan nuestros jardines,
y que, en esas noches doradas en las que uno se siente vivo,
derraman un poco de heroísmo en el corazón de los ciudadanos.
Aquella, erguida aún, orgullosa y sintiendo la menstruación,
respiraba con avidez ese cántico vivo y guerrero;
su mirada, a veces, se abría como la vista de una vieja águila;
Su frente de mármol ¡parecía hecha para el laurel!
Nota* Instrumentos musicales de viento en una orquesta.
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