Es hora de volver a poner en marcha la pluma de Charles Baudelaire y sus Flores del Mal. En este caso, seguimos con el poema Las Viejecillas (segunda parte) en el que el poeta sigue alabando las aptitudes para la felicidad de algunas ancianas del lugar, que han sido víctimas del infortunio a lo largo de sus vidas.
LAS FLORES DEL MAL – CHARLES BAUDELAIRE
LES PETITES VIEILLES (II)
De Frascati défunt Vestale enamourée;
Prêtresse de Thalie, hélas ! dont le souffleur
Enterré sait le nom ; célèbre évaporée
Que Tivoli jadis ombragea dans sa fleur,
Toutes m’enivrent ! mais parmi ces êtres frêles
Il en est qui, faisant de la douleur un miel,
Ont dit au Dévouement qui leur prêtait ses ailes:
Hippogriffe puissant, mène-moi jusqu’au ciel!
L’une, par sa patrie au malheur exercée,
L’autre, que son époux surchargea de douleurs,
L’autre, par son enfant Madone transpercée,
Toutes auraient pu faire un fleuve avec leurs pleurs!
LAS VIEJECILLAS (II)
De Frascati difunta Vestal enamorada;
sacerdotisa de Talía, ¡ay! cuyo apuntador
enterrado sabe el nombre; célebre alocada
a la que Tivoli hace tiempo diera sombra en su flor,
¡todas me embriagan! aunque entre esos frágiles seres
hay algunos que, haciendo del dolor una miel,
le dijeron a la Devoción que les prestara sus alas:
¡poderoso hipógrifo, llévame al cielo!
La una, por su patria en la infelicidad puesta a prueba,
la otra, a la que su esposo sobrecargó con dolores,
otra más, por su hijo Madonna traspasada,
¡todas podrían haber hecho de sus lágrimas un río!
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