Posiblemente la peor noticia en lo que llevamos de 2022… Mark Lanegan, uno de mis artistas e iconos indiscutible de los 90’s ha fallecido esta mañana a la edad de 57 años. Me asaltan ahora mismo un torrente de recuerdos de la escena de la época, fragmentos musicales y experiencias vitales vividas teniendo de fondo la música de la banda de su vida, Screaming Trees, sus maravillosos discos en solitario y sus colaboraciones con bandas de la talla de Queens Of The Stone Age, The Gutter Twins/Twilight Singers o Mad Season.
Todavía no existe confirmación oficial de la familia, pero al parecer todo apunta a que pasó un mal COVID el pasado año (llegó a estar tres semanas en coma…), muy probablemente agravado por no haber recibido vacuna alguna dado su negacionismo declarado con las consiguientes conspiranoias que se derivan de ello… Falta todavía, como os digo, la confirmación familiar y no es el momento, claro está, pero en declaraciones a algún medio tras su recuperación y cambio de actitud confesaba:
“[Me siento] un millón de veces mejor, finalmente doblé la esquina. Pero tomó mucho tiempo. Fue loco. Hay algunos residuos. Lo que sea que tenía, ataca lugares donde hubo traumas en el cuerpo en ocasiones anteriores”.
Para quien no controle la intachable e interesantísima carrera de semejante leyenda de la música, le instaría a que disfrutase ya mismo de dos discos cruciales de los 90’s como Sweet Oblivion (1992) y Dust (1996) con Screaming Trees sin perder en absoluto el hilo con sus discos solistas (en realidad Mark Lanegan Band) de la segunda mitad de los 90’s y principios de los 00’s, su personalísima participación en esa Obra Maestra ultra-ceniza como es Above (1995), el único disco de Mad Season y obviamente, su carismática aportación vocal en discos tan cruciales de QOTSA como Rated R o Songs For The Deaf, así como su asociación y colegueo con otro icono de los 90’s, Greg Dulli (The Afghan Whighs), con los que compartió dos proyectos tan interesantes como Twilight Singers o The Gutter Twins…
Ha sido tanto tiempo emocionándome con ese timbre vocal tan grave y personalísimo, con esas melodías tan epatadoras a la par que cenizas y con esa incontinencia creativa y credibilidad artística que siempre pensé (como muchos otros que me marcaron) que Lanegan estaría entre nosotros para siempre…
Descanse en Paz Mr. Lanegan…
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