Hablar de Carlos Vázquez Moreno no es solo hacerlo de un músico excepcional que ha puesto su bajo al servicio de muchos nombres reconocidos de este país además de formar parte de Banzai, sino de uno de los managers musicales mas reconocidos. Pero es el propio Tibu quien cuenta en esta biografía escrita desde la cárcel donde fue condenado tras una serie de historias con El Canto de El Loco, banda a la que representó. Estas memorias de un manager es un libro altamente adictivo. Tibu no solo repasa su faceta como músico, sus comienzos en Venezuela en su exilio voluntario en los últimos días de la dictadura o la llegada a la efervescencia musical madrileña de final de los setenta y principio d los ochenta, retratando la vida en la carretera y en los locales de ensayos. Seguramente donde mas interés adquiere el libro es cuando entra en harina una vez que se sitúa dentro del negocio pero a otro lado de la barricada, en la representación de artistas.

Carlos Vázquez disecciona una parte del negocia más oculta para el gran público y deja a la luz como se mueve, vive y sobrevive un espectro que va más allá de las ventas de discos y las actuaciones en directo. Sin cortarse un pelo, añadiendo nombres y detalles, va recorriendo muchos años en los que tocó el cielo y acabó viviendo el infierno, con los continuos vaivenes que da la vida, y como el éxito profesional iba erosionando su vida personal. «Memorias de un manager» es una excelente radiografía de la  parte de atrás del negocio musical, con un Tibu que a estas alturas ya siente que no necesita guardar la espalda a nadie ni tiene por que andarse con historias, siempre todo desde su punto de vista, porque al final esto no deja de ser una autobiografía. «Tibu, memorias de un manager» está escrita con agilidad y franqueza, a veces con dolor otras con orgullo, a fin de cuentas, lo que viene siendo al vida en sí. Uno de esos libros que disfrutas desde la primera página y cuando te quieres dar cuenta, ya estás en el final. 

by: Carlos tizon

by: Carlos tizon

Licenciado en el arte de apoyar el codo en la barra de bar. Comencé la carrera de la vida y me perdí por el camino, dándome de bruces con el rock and roll. Como no pude ser una rock star, ahora desnudo mi alma cual decadente stripper de medio pelo en mi blog, Motel Bourbon.

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