Hay artistas que siempre van generando dinero, van apareciendo discos y más discos póstumos. Algunos, como Hendrix, que superan su discografía póstuma a la que realmente sacó en vida. Muchos de ellos son saca cuartos sin ningún rubor, tal un chorizo en la calle con una navaja pidientero la cartera , otros en cambio hay reconocerles su valor histórico y además siempre intentan envolver el artefacto en un atractivo embalaje para que le entre al comprador antes por los ojos que por los oídos.
El trompetista más célebre del mundo, el Picasso del Jazz, el hombre que «había cambiado el destino de la música cinco o seis veces”, siempre estuvo a semejanza de Bowie con unos años de adelanto sobre el pelotón. Miles Davis había encontrado formas de casar el jazz con la música clásica, luego el R&B, el rock y el funk, forjando una música híbrida sin fronteras, capaz de todo. En 1985 dejó Columbia después de treinta años para firmar con Warner Bros. Records, un sello que tenia como estrellas en aquel momento a Madonna, Van Halen y Prince, que curiosamente Miles tenía una mutua admiración y amistad. Si, con Van Halen y Madonna también Davis se codeaba y admiraba el talento de cada músico independientemente de su estilo, eso hacia la grandeza del trompetista y su facilidad para asimilar y crear diferentes enfoques del Jazz.
El amor de Miles Davis por Francia es algo patente y está bien documentado, desde su romance con Juliette Greco hasta julio de 1991 en que se convirtió en Caballero de la Legión de Honor, recibiendo el premio de manos del ministro de cultura francés Jack Lang. Justamente cuando fue a Francia para recibir el premio Miles, unos días antes, tocó en el prestigioso Festival de Jazz de Vienne con el Miles Davis Group. Un concierto electrizante, una actuación efectuada el 1 de julio de 1991 con un repertorio inédito que incluye dos canciones escritas por Prince, “Penetration” y “Jailbait”, una versión Cindy Lauper y de Michael Jackson , además de un par de temas de su época mas donde el jazz se fusiona con el funk. Se convirtió en una de sus últimas actuaciones en directo antes de fallecer el 28 de septiembre de 1991.
“Merci Miles! Live At Vienne!”, que será editado en cedé y vinilo doble, vendrá con notas del historiador de la música, periodista y productor Ashley Kahn y con el arte de portada a cargo de Bruno Tilley.
Discazo, Miles nunca defrauda.