Lo mejor de andar haciendo reseñas y crónicas es que nunca puedes volverte vanidoso. En el momento que empiezas a creerte el más listo, o el más chulo, o empiezas a pensar que tienes todo escuchado ya, aparece una tipa como Elena, de The Fish Factory, y te baja los humos de repente. Bajo un mismo paraguas heterodoxo es capaz de albergar cualquier sonido imaginable entre el rock y el metal. Aparte de demostrarme que tengo mucho que aprender aún y que siempre puedes oír algo molón y nuevo, me viene genial para no encasillarme, para cambiar de ambiente. En esta ocasión, tenemos tralla de la guapa. Que se agiten las melenas y las calvas, y que los cuernos se dispersen por todas partes. Un, dos, tres… ¡Alyanza!

 

 

Life, human. Empezamos con un machaqueo de guitarra que recuerda un poco al estribillo de Harvester of sorrow, de unos jovenzuelos MetallicA, cuando todavía tenían ganas de comerse el mundo. Mientras doy cabezazos como un martillo pilón, me estoy fijando el los teclados, que «completan» el sonido. Es sutil, y mucho más con esas guitarras que cortan como cuchillas, pero encauza la fuerza hacia la melodía. Estoy pensando en Cannibal Corpse cuando escucho las estrofas, pero, al entrar en los estribillos, viramos a una especie del power metal a lo Blind Guardian. Slipknot en los últimos tiempos también hacen ese tipo de cambios de tercio, estrofas destructoras y estribillos melódicos. Acojonante batería, como un martillo neumático, durante el solo de guitarra. Acabamos de empezar y se me han puesto los pelos como a Punset.

Star of Heaven. Hemos dejado a un lado la metralla trash metal, y ahora somos un poco más épicos, con unos punteos limpios y una sala de máquinas (batería-bajo) poderosa por debajo, la voz rota en los estribillos, que vuelve a una parte melódica en las estrofas (buenísimos los coros, los tonos de voz encajan perfectamente). Si supiera de qué estoy hablando, le daría un poco más de presencia a los coros. Ahora a ver quién sabe hacerlo sin quitar fuerza a algún instrumento. El punteo es casi rockero, podría hacerlo Slash.

 

 

Reevolution. La prueba de que instrumentalmente El Reno Renardo es la hostia (porque hagan letras de pitorreo no quiere decir que sean unos mataos), es que ésta en los primeros compases recuerda al principio de Crecí en los 80. Parece que han empezado tocando en el piso de abajo, y han emergido como en un videoclip antiguo de los Ramones, para tirar una ráfaga mortal. Las estrofas tienen un puntito Sepultura, pero con esa voz satanic metal y los teclados por debajo, que hace pensar en una peli de terror dirigida por Rob Zombie con banda sonora elegida a tal efecto. El doble bombo, prácticamente solo bajo los gritos de Reevolution y en el punteo, hace que se me disloque el cuello. Están creando la ambientación simplemente con el sonido. Ya no es lo que hacen, es lo que inspiran. Si llamas a Robert Rodríguez, tenemos Saw 15: ahora sí que sí.

Directions. Veré lo que quiero ver, o se reafirma mi olfato. Noe, de Grim Swindango, tiene un talento casi infinito, y el ejemplo es que una banda como Alyanza, que no tiene nada que ver en cuestión de estilo, tiene un momento Cross the line of life, canción que abría el Afterlife de los madrileños. Es muy inteligente este tipo de lapsos sin tanta metralla, estos «descansos» donde Alberto y Edu pueden demostrar su talento más allá de la destrucción. El bajo es el puntal que sostiene todo debajo de los punteos, y todo partiendo de unas notas desde el inicio, como Orión, de los MetallicA, en una especie de viaje astral-musical. Entra la distorsión, los riffs poderosos, justo a tiempo, con el doble bombo, cuando nos lo pedía el cuerpo. Lo cierto es que la voz me está flipando, porque tampoco han retacado tanto la parte instrumental que no se entienda. Es una especie, como ya he dicho, de Cannibal Corpse, melódico, y mucha culpa de esto la tiene Marta, sus teclados y sus coros.

 

 

Duality. Lo leo y pienso: It’s the only thing that slowly stops the ache / If the pain goes on /I’m not gonna make… pero no, no son los Slipknot. Esa receta de estrofas destructivas y estribillos más melódicos. Las guitarras bajan un poco el tempo, unos riffs más «tranquilos», que, acompañados de los teclados, me hacen pensar en HIM y en Ville Valo. Versionando esta se lo iba a pasar dabuten. También podría valer ese sonido para pelis de vampiros del cambio de milenio, de las que me molaban: La reina de los condenados, Drácula 2001… momento Apocalyptica justo antes del solo, donde las guitarras siguen a ese medio tempo muy distorsionado, para volver a ponerse a toda máquina mientras Andrés tira las estrofas. Es una mezcla muy interesante.

Bad emotions. ¿He dicho guitarras a medio tempo? Pues al carajo. Doble bombo a toda hostia, guitarras limando púa y los teclados también, disparados. Para contrastar, las estrofas están mucho más tranquilas. El solo es puro trash, podría hacerlo Mustaine, o los Metallica de los ochenta. Están todo el rato jugando con maestría a esos cambios de ritmo. Metralla destructora contra melodía. Doble bombo con fuerza en la pegada. Voz Cannibal Corpse contra coros melódicos a lo HIM. No llegan, ni mucho menos, a perder la identidad, todos tenemos claro lo que hacen y lo que quieren hacer, pero sí que huyen de canciones fotocopiadas, y se convierten en una banda muy difícil de predecir.

Something. Hace bastante tiempo, el vocalista de Blind Guardián preparó un proyecto paralelo, Demons & Wizards. Creo que han sacado dos o tres discos antes de irse la banda al carajo por la participación de uno de sus componentes en la invasión Trumpista (aquella cuadrilla de tarados con el hombre-búfalo a la cabeza) al capitolio. Estaba pensando en ellos mientras escucho los primeros compases. Es esa mezcla de potencia en nombre de Thor, épica y espíritu vikingo en los coros. Si Leónidas iba a cenar en el Hades (eso de Tonight we dine in Hell no tiene el concepto infierno judeocristiano, háganme el favor), con esto de fondo, cenaremos en el Valhalla.

For the Glory. Ese poso de Demons & Wizards, de Blind Guardián, de Iced Earth… doble bombo y pegada en el bajo (se oye la vibración de las cuerdas debajo de la distorsión), en pos de una voz destructiva y unos coros que completan el sonido. Alyanza es de esas bandas que se quedan igual de cojas si se le apaga el micro a Andrés como si a Marta le da por no hacer coros.

Coexistence. Momento The call of Kthulu, que no es que se parezca especialmente, pero me viene bien para recordaros que hay que culturizarse. Hay que leer, cabrones. Porque el arte se transmite, y lo que yo escribo puede inspirar a un músico, o su música, puede inspirarme para hacer una novela. Dicho esto, hacen un pequeño cambio cuando pisan el acelerador. Mucho punteo y no tanto riff, un sonido casi maniaco en las guitarras, para volver a una especie de epic thrash metal muy potente, furioso. Se han puesto muy oscuros, y mira que no hay mucha baladita precisamente.

Lie Rotten False. Uhhhh, estas son de las que me molan. Trallazos al bajo en plan Lemmy, un grito y la batería que va a despegar del suelo, doble bombo a toda leña con las guitarras intercambiando riffs con punteos. Es como MetallicA versionando una cover de Sepultura a manos de Motorhead. Vale que es rizar el rizo, lo resumo: Overkill cantada a coro por Hetfield y Max Cavalera.

Y con este último relámpago se nos escapa el disco. Una buena descarga de buen metal, épico, poderoso, duro, pero a la vez melódico, con mensaje, buscando la empatía. Grandísimo acierto los teclados y los coros, que equilibran la mezcla. Y lo más importante, salgo de este disco un poco menos ignorante, un poco más inspirado. Tengo una docena de discos que repasarme a la voz de ya.

Para los guerreros y guerreras que busquen el Hades o el Valhalla, enlaces de la banda.

 

 

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Alyanza – Life Human

by: Teodoro Balmaseda

by: Teodoro Balmaseda

Escritor de ficción y crítico desde la admiración. Si te gustan mis reseñas, prueba 'Buscando oro' en tu librería o ebook.

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