En la brutal El precio del poder (Scarface, 1982) Brian De Palma adaptó con éxito el clásico del cine negro de los años 40 a los cánones del cine de gángsters de los 80. El violento guión de Oliver Stone narraba la ascensión de un narco desde la patera hasta la cima del mundo. En la inolvidable escena final, Tony Montana (Al Pacino) se enfrentaba solo a todo un ejército de mercenarios que asalta su mansión.

 Rodada 11 años después, Atrapado por su pasado (Carlito’s way) podría haber sido una segunda parte de El precio del poder sino fuera por cierto detalle: era imposible continuar la historia de Tony Montana. Sin embargo tal hecho no pareció molestar a ciertos distribuidores sin escrúpulos ya que en algunos países sudamericanos Carlito’s way se publicitó erróneamente como El precio del poder 2. Es cierto que repiten director y actor protagonista, dando ambos lo mejor de sí mismos (quizás por última vez), pero no es la segunda parte de El precio del poder. Sí era una adaptación de Afterhours, la segunda novela sobre Carlito Brigante escrita por el juez Edwin Torres. El encargado de adaptarla fue David Koepp elaborando una magnífica historia de redención en un mundo implacable. No se adaptó la primera novela sobre el ascenso del joven Carlito Brigante ya que se consideró que Al Pacino era demasiado mayor.

 1975, Carlito Brigante (Al Pacino) sale de la cárcel totalmente decidido a cambiar de vida. El narcotráfico le dio fama y dinero pero ahora decide mantener sus manos alejadas de la droga. Nadie parece creer a Carlito Brigante, un cabronazo de ese calibre no puede reformarse, pero él tiene el firme propósito de cambiar de vida. Carlito es visto como una leyenda viva por los chicos del barrio, un ejemplo a seguir por los jóvenes delincuentes. Que ahora reniegue de su pasado no es fácil de aceptar para los que crecieron con los relatos de sus hazañas. Carlito sólo quiere huir con la mujer que ama, pero la adicción a la cocaína de su abogado y amigo (un genial Sean Penn) pondrá aún más en peligro los planes de nuestro protagonista. El letrado empezará a perder el control en los momentos menos oportunos, creando nuevos y letales enemigos. Es que las fiestas son muy malas…

 

A lo largo de la película asistimos a varias escenas inolvidables. La tensa escena del billar es de una planificación y una puesta en escena digna de estudio. Lo que parece una animada conversación entre colegas de pronto se convierte en una situación límite. De Palma controla perfectamente el tempo cinematográfico y estira la escena hasta límites insospechados hasta que la violencia estalla de forma brutal. El final de la escena con nuestro protagonista acorralado en un baño y sin balas es de una tensión inusitada. Sólo le queda su fama de cabrón para salir con vida. En otra estupenda escena Carlito recibe la visita de un antiguo compañero de fechorías (un desconocido Viggo Mortensen) al que le descubre un micrófono. También su abogado irá complicándole la vida cada vez más, las escenas entre Pacino y Penn son de lo mejor de la película. Poco a poco la línea que separa el bien del mal, será cada vez más difusa y los enemigos surgirán de ambos lados de la ley. Como se dice en un momento dado del film “Si vives el tiempo suficiente, todo el mundo tiene un motivo para matarte”. Amén.

La mejor escena del film es la sobrecogedora persecución final por la terminal de Grand Central. Pocas veces he sentido tantos nervios viendo una película. DePalma usa todo su talento a favor de una persecución al límite. La creíble interpretación de Pacino logra que nos identifiquemos de tal manera con el protagonista que lo pasamos realmente mal y deseamos que finalmente se escape de sus perseguidores. DePalma parece homenajearse a sí mismo al repetir un final en una estación de trenes, como en Los intocables aunque en aquella ocasión homenajeó la escena de las escaleras de la obra maestra de Serguéi Eisenstein El Acorazado Potemkin. Lo cierto es que De Palma no innovó nada, este tipo de escenas ya las dominaban Coppola o Scorsese, pero se postula como un artesano igualmente hábil y eficaz. Un maestro que pocas veces mostraba todo su potencial. Su trabajo desprende esta vez una perfección técnica y un ritmo apabullantea. Incluso el manido recurso de la voz en off es aquí usado magistralmente, aumentando la tensión en el espectador. Sin moderneces innecesarias ni imitaciones a Hitchcock (su pecado capital), ese gran director que hacía casi siempre películas muy malas llamado Brian DePalma elabora un gran film que te engancha desde el primer minuto. DePalma consigue que la tensión vaya en aumento hasta llegar a un clímax antológico de esos que no se olvidan y te dejan el corazón en un puño. 

Una gran película de cine negro.

P.D.: Como era de esperar, al final sí hubo una adaptación de la primera novela sobre Carlito Brigante. Se estrenó en 2005 a modo de precuela, tuvo unas críticas demoledoras y se llamó Carlito’s Way: Rise to Power. No la he visto, ni pienso.

Atrapado por su pasado (Carlito’s way, 1993)

by: Luis Cifer

by: Luis Cifer

Luis Cifer, nació en la ciudad del cierzo. Se dice que siempre viste negro, que Luis no es su nombre real y que duerme en la calle. Otros dicen que tiene un trabajo, que no bebe alcohol e incluso que es padre de familia, pero no hay nada confirmado. También se le puede encontrar en su blog de cine.

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