Cuatro años han pasado desde el anterior “The fall of hearts”, donde sin dejar de explorar la oscuridad y la depresión con el doom metal que les catapultó, cambiaban de registro hacia el progresivo. Cosa que se acentúa en este “City burials”, donde mantienen su reconocible sonido pero se nota una experimentación hacia lugares inexplorados por los suecos. Un disco, el decimosegundo en su trayectoria, que dejará un grato “sabor de boca” a sus numerosos seguidores, esperando que regresen pronto a los escenarios, ya que llevamos desde la gira «Fallen hearts of Europe» sin verles en España.
El primer tema “Heart set to divide” posee un interesante inicio de voz y sintetizador, donde la guitarra no entra hasta pasado el minuto en un largo pasaje instrumental, donde comprobamos que la voz de Renske no ha perdido un ápice en estos años de “travesía del desierto”. “Behind the blood” era el primer adelanto, donde parece que se homenajea al metal clásico aunque contiene un prefacio progresivo de cuarenta y cinco segundos y múltiples cambios de ritmo y que nos conducen a terrenos más nostálgicos con “Lacquer”, marcado por la línea de sintetizador que, en más de un momento, nos recuerdan a esas bandas sonoras con música electrónica. Un gran tema. “Rein” sigue la idea de un corte lento y otro con cambios de ritmo como en “Behind the blood”, enlazando con “The winter of our passing” donde a pesar del tono vocal de Renske, resulta más progresivo y electrónico en la melodía que oscuro y depresivo. “Vanishers” tiene la suficiente atmósfera pesada, coros femeninos y poca presencia guitarrera salvo en el estribillo. Cosa que no sucede en “City glaciers”, una de las mejores canciones del disco, destacando el “riff” inicial de Anders Nystrom, sonando muy americano para pasar a un desarrollo más pausado y una explosión hímnica en el estribillo. “Flicker” es un lento más experimental, jugando con los sintetizadores, salvo en el habitual estribillo. “Lachesis” es una especie de transición de menos de dos minutos hacia la poderosa “Neon epitaph”, con otro “riff” espectacular de entrada, guardando similitudes con el de “City glaziers” y una de esas melodías ganadoras de los suecos, donde parece dejar el riesgo y llevarnos por sendas que conoce mejor su público, como sucede en “Untrodden”, con el sonido clásico de Katatonia. Como “bonus track”, “Fighters” lleva a su terreno una estructura de metal clásico.
Un disco notable, que imaginamos dejará satisfecho a los que siempre han escuchado a los nórdicos y a los que los siguen desde sus últimos Lp´s, más cercanos al progresivo. Letras que parecen reflejar una tristeza, sin condicionantes negativos. Como sucedía en la excepcional novela de Kawabata “Lo bello y lo triste”, dos conceptos que parece que no puedan ser complementarios pero que Katatonia domina a la perfección y fusiona en un trabajo notable, resumido en su acertada portada, donde aparece la sombra y la luz, el blanco y el negro, con esa persona, que tanto puede ser un rey como Cristo, perdiendo su corona.
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