Ocho años de sequía quizás fuese un buen titular. Ocho años sin música es excesivamente triste. Echar el freno de mano y saltar a la cuneta nunca fue sencillo. Fiona Apple decidió hacerlo. Seguramente porque el equipaje era demasiado abultado y era momento de aligerar peso. Ahora ha vuelto. Regresando con las heridas y la fortaleza que alimentan el espíritu después de una feroz batalla. Contra un cruel enemigo. Fiona Apple regresa cruda. Aspera. Encarando el dolor. Siempre de frente. Sin medias tintas como en la dura “For her”. Sus letras son la punta del iceberg. La Estrella de Oriente de este nuevo disco. Fundamentales para comprender esta vuelta. La mujer en el punto de mira. En el centro de la diana. Su lucha como forma de ser. De actuar. Como motor.
Fiona Apple borra de un plumazo el trecho que separaba aquel primerizo “Tidal” y este “Fetch the bolt cutters. Una artista que sonaba madura -como odio esa maldita e insulsa palabra- con veintitantos. Pero que no ha envejecido a los cuarenta. Que muestra su desazón con la superficialidad que nos rodea. Y la señala sin pudor. Como relata en “Relay”. Cantando a la cara. Mirando a los ojos. Como se dicen y hacen las cosas cuando se tiene valor. Suponemos – y uso el verbo a conciencia, porque es lo que creo entrever en sus entrevistas. Y no solo en las actuales – que ha conseguido alzar la cabeza para sacarla de sus infiernos personales en busca de luz. De fuerza. Y que a la vez ha dejado que los demonios cabalguen con sus palabras. Así queden marcadas a fuego.
¡Libertad!. No como slogan. No como emblema. Libertad como ansia. Libertad. Desde la perspectiva de la mujer a pie de calle. Aunque sus historias la encierre en su jaula de cristal. Sus problemas. Los de ellas. Que tantas veces también son los nuestros. Fiona Appel describe en este disco la vida. Puede que desde su perspectiva. Aunque canciones como “Shamika” la muestra desde el sufrimiento de otra. Una mirada a la adolescencia, donde los muros protectores de la niñez comienzan a resquebrajarse. “Fetch the bolt outter” es un himno de vida. Pero esta no siempre es bella. Ni siquiera poética en la tragedia. Estoy obviando a conciencia el plano musical. Porque si trato de ser ecuánime quizás me parezca un disco menor que sus antecesores. Aunque cada escucha crea en mí una filiación mayor a él. Musicalmente es tan abrupto como la propia Fiona Apple. En incluso algunos detalles en las canciones no me parecen necesarios. O extravagantes. Pero mi impresión final es que con este disco Fiona Apple se expone a pecho descubierto. Y eso para mi es síntoma de un respeto obligado.
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