Así es y así lo siento escuchando a los suecos de Nyköping, son un ‘mal’ deliciosamente necesario desde que se pasearon por primera vez en Pupilandia en 2017 con su LP debut, Bloodsucking Queen, que produjo mucho bienestar rock’n’roller para quien suscribe. Escuela sueca, cómo no, pero también sonido Detroit con algún toquecillo hard aussie y mucho sentido del humor en sus letras.
Empeñados en publicar un disco por año (curiosamente cada septiembre), en esta casa se nos escapó su continuación con The Noble Art Of Self Destrution (2018) que confirmaba esa tendencia a ‘hardrockerizar’ su particular Action Rock con riffs muy Young Brothers/Rose Tattoo, la suciedad de Asteroid B-612 y unos temas que habían ganado claramente en matices más clásicos. Pues bien, cumpliendo su máxima de publicar en septiembre ya tenemos nuevo rosco entre pabellones auditivos, salta para recibir todo ‘el Daño Cerebral’ posible con el tercer LP de estos entrañables vickingos…
De las siglas no me preguntéis, ¡ni idea!, pero ya se deduce que esto va de ‘Satisfaction’!!!…
Brain Damage (2019) vuelve a garantizar lo arriba indicado, la banda no acusa en ningún momento el publicar de forma tan periódica, ¡de hecho yo diría que les pone más incluso!. Lo que ya es innegable en Dead Express es su tirón hard rocker pues ya desde su primer corte, «Oh Yeah! Oh No!» parecen los Supagroup del magistral Rules (2005). La energía se mantiene absolutamente intacta, nada os tiene que preocupar con pepinazos como el mencionado «S.W.E.A.T.» de monumental estribillo, la nueva oda hacia mujeres ‘peligrosas’ como «Dynamite» tan ‘Copter’ pero tan The Nomads también o los irresistibles «Dead Of Night», «Rattlesnake Shake» y «Snowblind». Por la parte más Hard y la que hace de los discos de Dead Express una experiencia super divertida y dinámica, podríamos citar «Brain Damage» y «Bastard Son» (tirando de The Darkness…), muy parecidos en el riff inicial aunque luego divergen en composiciones totalmente diferentes con típicos estribillos a la australiana. No me dejaré ni el action rock clasicote de «Attitude» ni una composición como «Time To Live» más durilla de lo acostumbrado, incluso cercana timidamente al Trash y que me recuerda en algún punteo al «Powertrip» (el tema) de Dave Wyndorf. Acabaré la reseña deseando haberos puesto los dientes bien largos y que corráis a su Bandcamp para comprar su disco porque los suecos están en un estado de forma jodidamente insultante…
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