No quería que llegase este momento, os lo prometo. Reseñar muchas veces un disco significa, en la mayoría de los casos, dejarlo arrinconado en un lugar de tu mente, de tu disco duro o en una polvorienta estantería hasta mejor suerte. Bien es cierto que con algunos de mayor calado su rescate es más periódico y habitual y eso espero que me pase (¡seguro que pasa!) con el segundo disco de los valencianos Corazones Eléctricos.
Publicado a principios de diciembre del pasado año, Arte y Oficio (2019), se convirtió en tan sólo unas semanas en mi disco nacional favorito, el que reinó por todo lo alto y con todos los honores en el TOP F***ING 10 SPANISH ALBUMS 2019. Ha sido un disco muy esperado por quien suscribe, mantengo una relación muy especial con la banda más allá de que les reseñe sus discos y les promocione desde mi humilde morada dilatada y la de RTBM, desde su gestación hemos ido poco a poco, obviamente ya conocía y admiraba a Pau Monteagudo por mi fijación por Uzzhuaïa pero con quien ultimamente estoy manteniendo un contacto cercano, sincero y desenfadado es con Kako Navarro, el bajista de C.E., que me ha ido poniendo los dientes largos en todo momento con un proceso compositivo el de Arte y Oficio extraño, apasionante, complejo por momentos y con incertidumbres varias. No me demoro más en reseñarlo, es ‘Hora de cenar,…, Yo soy el Monstruo, y hoy mi plato eres tú’…
‘Por Tí’ y por muchos otros como tú Mr. Monteagudo ha escrito este temazo…
https://www.youtube.com/watch?v=1WJe9h-tkKU&feature=emb_logo
Y sí, ha sido un parto especial, largo de cojones y con parones entre medias; lo cierto es que no llegaban a cerrar el círculo con los baterías, existían dudas con ciertas composiciones que, a priori, arriesgaban más de la cuenta y, bueno, el celebrado comeback de Uzzhuaïa tenía que suceder en contraste con los sinsabores típicos de la industria y el poco apoyo fueron aletargando el nacimiento de un disco que, bueno, en definitiva ha macerado correctamente, ha generado poso y le ha venido bien para convertirse en ‘Reserva’ alejándose de la etiqueta ‘Cosecha’, a pesar de que esta vez las composiciones no venían de años atrás como sí pasó con su debut homónimo de 2017.
Comenzando desde la elaborada y artesanal portada obra de la propia banda y del ‘ojo’ de la maravillosa Irene Bernard con objetos, guiños, tributos, iconografía e iconomanía de Pau Monteagudo (vocals, guitars), Kako Navarro (bass, vocals) y Quique Cuquerella (drums), tenemos como ‘cobertura’ lo que de forma honesta y coherente te vas a encontrar en su interior. Arte y Oficio (2019) consagra definitivamente el sonido del powertrio en un trabajo más Corazones Eléctricos que nunca, superando el debut planteando un disco más cohesionado y con nuestro protagonista consagrado ya completamente a su guitarra, sin la necesidad de probarse estilísticamente como guitarrista, como así parecía retarse a sí mismo en su debut. «Por Tí» abre enérgicamente y con cuerpo el disco, un track inicial hard rocker, crápula, de cierta cadencia Rival Sons hablándote a tí, sí!, a tí que estás aquí porque Pau ha resistido, resiste y resistirá por tí, amante de la música y el arte de juntar notas. La banda instrumentalmente está engrasadísima, la base rítmica suena rotunda y contundente, las guitarras echan chispazos eléctricos y esa voz de Pau, aaahh… la adoro. «A Contraluz» continúa con el nervio eléctrico, eso sí, bajo un prisma más oscuro y desangelado, desencantado ante ciertas cosas y buscando esas musas que, a veces, tardan más de la cuenta en llegar. «Contra las cuerdas» rockea como rockeaban aquellos Rocket From The Crypt de los 90’s, me recuerda un pelín a «On A Rope» y, de nuevo, Monteagudo vuelve a inspirarse en lo duro que es resistir en el show business musical con la poca asistencia de público a las salas, los sellos apostando sólo por ‘dinosaurios’ y la deficiente (¿quizás inexistente ya?) venta de discos. Llega un poquito de relajación instrumental en «Despierta», pero no dejamos la reflexión y esas bellas metáforas adornadas por aromas cercanos a Tom Petty y Cracker. Sublime e intensísimo final al corte más largo del tracklist. Arribamos a «El Monstruo», una composición que me tiene ‘mosca’ en su lírica (muy pronto entrevista por aquí…), que me flipa por su cadencia árida y stoner blues y que me acaba de seducir con un puente que es pura psicodelia fantasmagórica. Abandonamos la distorsión en «Sangre y Revolución», uno de los temas más bellos, vulnerables y ‘desnudos’ de Arte y Oficio con sonoridades ‘americana’ deudoras de The Jayhawks, Petty, Earle. Precioso.
https://www.youtube.com/watch?v=n1X-1sF4Acg&feature=emb_logo
Le sigue el sorpresón del disco, ¡no me lo esperaba!, los Corazones Eléctricos acercándose con «Valentina» al scandinavian rock y proponiendo el tema más crudo y virulento de todo el conjunto en clave action rock. ¡¡Vaya pepinazo!!…y con otra de esas ‘mujeres fatales’ (habría que comprobar si es, en realidad una mujer, je, je..) que tan cojonudamente bien sabe dibujar Pau. Cándidas atmósferas se suceden en «En las Estrellas», una composición psicodélica, que me quiere recordar al Wyndorf de los últimos discos en donde la psicodelia 60’s le ganaba la partida al stoner hard rock. Una letra para no parar de llorar y sentir. «Doble o Nada» insufla Rock’N’Roll en el último tramo del álbum, la sensación crápula, traviesa y picarona se esboza en un corte en donde Chuck Berry seguro que algo ha tenido que ver… Y bien, el disco se cierra frente al piano y con orquestaciones; «Sempiterno» es otra composición de las grandes, salida de la zona más tierna y nostálgica del corazón de Monteagudo, dirigida hacia los que estuvieron y ya no están, a los que se encuentran ‘…al norte del cielo, tal vez al sur del infierno…‘. Quizás su abuelo ha tenido mucho que ver en la inspiración de la misma, tal vez todos los que se fueron, el caso es que emociona hasta el infinito, allá donde ellos se encuentran. Quedáos hasta el final, por favor…
Y aquí debo dejarlo, un álbum muy ‘on the road’, con la banda disfrutando al máximo de cada instante, con bajadas a los ‘infiernos’ y subidas a las ‘estrellas’, con mucha intensidad sónica pero con muchísima delicadeza y cuidado en melodías. Un disco completo, ‘a contraluz’, diverso, dinámico, redondo. Un puto ’10’…
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