El cierre de sus factorías en E.E.U.U por parte de General Motors supuso un duro golpe para el país. Como previo o complemento a este documental para comprender lo profundamente enraizado que estaba el trabajo en este tipo de industrias entre la clase media norteamericana, es muy recomendable leer “Historias desde la cadena de montaje “ de Ben Hamper. Estados Unidos está acostumbrado a mover sus plantas por el mundo en busca del abaratamiento de costes. La mayoría de las veces a costa de los salarios de los empleados en las fábricas. El cambio de la marea les pilla desconcertados. La llegada de capital chino a Ohio reabriendo una de las plantas cerradas es el objeto central de “American factory”. China ha sido capaz de asumir lo peor de dos sistemas presumiblemente antagónicos y lo está exportando fuera de sus fronteras. Lo que en principio es acogido con esperanza por una comunidad deprimida que sufría en sus carnes el problema del paro sobre todo a cierta edad con la correspondiente dificultad para encontrar un empleo y los daños colaterales que arrastra como la perdida de casas por no poder pagar las hipotecas.
El sueño americano estrangulado por el gigante asiático. Trabajadores chinos sin apenas descanso. Trabajadores americanos a los que sus superiores llaman extranjeros como si la fabrica fuese territorio chino cual embajada. Comienzan los problemas. Los chinos no comprenden que se trabajen turnos de ocho horas o haya que pagar las horas extras. El presidente de la Corporación, tajante: “Si hay un sindicato, cierro la planta”. El sueño que se desvanece. La seguridad no es rentable, lo que se traduce en accidentes laborales que conllevan bajas médicas y terminan en despidos. Hostigamiento a aquellos que pretenden sindicarse. Sueldos más del 50% más bajos que en los tiempos de GM… Un interesantísimo documental premiado en Sundance y emitido por Netflix.
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