Niña Coyote eta Chico Tornado, el incombustible dúo formado por Úrsula Strong y Koldo Soret, hacía 3 años que no se asomaba por tierras mañas. Lo cierto es que no han parado de girar en todo este tiempo por medio mundo, llevando su stoner brutal a base de guitarra y batería a todo aquel que se dejara seducir por sus electrizantes canciones. Reconozco que nunca los había visto en directo pero tenía la intuición que los de Guipúzcoa son uno de esos grupos que no se olvidan fácilmente.
La noche se abrió con la agradable sorpresa de DobleCapa, otro combo de chico a la guitarra y chica a la batería que venían a presentar su segundo trabajo, La felpa, grabado nada menos que en Chicago con un tal Steve Albini (¿os suena?). De sonido influido por el blues, Doble capa ofrecieron lo mejor de su repertorio y me dejaron un muy buen sabor de boca. A pesar de ser instrumentales, los temas de Arianne y Mario tienen en directo una pegada endemoniada. La cigar box de Mario echaba humo. No eché de menos ningún acompañamiento vocal ni ningún otro instrumento durante toda su actuación. Ellos solitos se las apañan a las mil maravillas para ofrecer unas brutales descargas de rock furioso.
Algo muy similar podemos decir de Niña Coyote eta Chico Tornado aunque algo más elaborado. Las tablas se notan y este dúo demostró porqué tienen fama de arrasar allí a donde van. Venían a presentar su ultimo trabajo, el excelente Aitzstar publicado en marzo, y ya de paso hacernos pasar un buen rato a base de riffs poderosos y mucha mala leche. Me gustó mucho el sonido, al menos desde donde yo estaba, sonaron atronadores. La pila de añejos amplificadores Fender y la inmensa pedalera de Koldo ayudaron lo suyo a que el sonido fuera apabullante. Derrochando buen rollo y empatía con el respetable fueron soltando bombazos de Aitzstar como Errautsak, Cabezacubo, Azeri eta herio, Jungle Tornado, Backintown, Neu ta zeu (mi canción favorita de la velada) o Bai bye. También hicieron hueco para temas anteriores como Coyote Trail, Diana & Sebatián de Eate (2016) y Txaman, Hotsa y Lainoa de su primer trabajo homónimo Niña Coyote eta Chico Tornado (2013). Con un repertorio así de salvaje y un grupo dejándose la piel, la cosa derivó en un akelarre stoner del cual fue imposible no ser partícipe. A pesar del calor imperante en la López estas dos bestias pardas nos hicieron disfrutar de una de las veladas más vibrantes de los últimos meses.
Lo cierto es que los disfruté muchísimo y no pienso perdérmelos en sus futuras visitas a Zaragoza. Roguemos no sean dentro de otros 3 años.
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