Tanto la literatura como el cine han tomado como tema recurrente de transmisión de conocimientos y vivencias entre abuelos y nietos (o hijos ) a base de historias de redescubrimiento del ser querido, de lecciones de vida , o de salvación personal cuyo desenlace es la comprensión de la vida y el perdón por los fallos personales y de relación . Me gustan esos libros y películas.
CHIP TAYLOR, uno de los más grandes contadores de historias en forma de canciones ( Wild Thing, Angel In The morming, I Can let Go, Julie ..) ha escrito ese filme u obra en forma músicada, adjudicándose el papel de viejo abuelito bebedor de Whiskey que, con voz temblorosa, nos va a ir narrando historias de todo tipo para entre trago y trago irnos atrapando con sus enseñanzas hasta quedar enamorados de la persona del cuentista de pelo canoso.
WHISKEY SALEMAN son paginas de encantadora literatura o metrajes de amor infinito. El socarrón Chip con su acústica y un piano delicioso, un vaso de liquido dorado y espirituoso, mientras está sentado en la mesa de un viejo y tradicional bar, nos seduce con sus cuentos de como apostar a los caballos y como una carrera de caballos es como la vida misma. Historias de viajes a las pequeñas ciudades americanas dónde el tiempo se ha detenido como Naples; preciosas historias de amor y vuelta al hogar como en I Love you ( un tema de belleza infinita ) , tonadas de viejo bebedor como la de Whiskey Dreams, y entre tantas historias de amor contadas con socarrona sutil hermosura ( I like Rain. Some Hearts ) uno encuentra una reconfortante paz y una complicidad con ese viejo canoso bebedor de Whiskey, que uno acaba abrazando como a ese viejo familiar que después de tanto tiempo de ausencia en el corazón acabas tomando cariño tras ver su alma a través de sus historias.
Esos pianos , esa voz , ese cariño han creado una obra que te deja sin palabras sólo con lagrimas de felicidad en los ojos.
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