Mandy es una película que está gustando bastante en algunos foros, reconozco que a mí me ha dejado algo frío. Panos Cosmatos es hijo de George P. Cosmatos, director de una de mis películas favoritas sobre trenes: El puente de Casandra. Además dirigió Tombstone y un par de pelis con Stallone: Rambo y Cobra. Lamentablemente, su hijo parece que solamente se ha visto influido por esta última. Mandy es la eterna historia de venganza pero hasta las cejas de LSD. Así de claro. No aporta nada nuevo al subgénero de familias amenazadas por unos psicópatas ni al cine de justicieros. Nada que no hayamos visto en films como Las colinas tienen ojos, La última casa a la izquierda, ambas de Wes Craven, o La mantanza de Texas de Tobe Hooper. Es tan original Pan Cosmatos que hasta incluye una pelea con motosierras como en la Mantanza de Texas 2. La trama es poco original y de lo más simple, tanto que se puede contar en una línea, sin embargo, es la forma de presentarla de Cosmatos lo que consigue atrapar al espectador. El uso de todo tipo de trucos como luces estroboscópicas, escenas a cámara lenta, dibujos animados y unos colores muy saturados le dan a Mandy un aura de film de culto. El uso del color rojo como sinónimo del mal me pareció un acierto, así como los títulos que adornan cada capítulo en los que está dividida esta locura. A todo ello debemos sumarle la música del tristemente desaparecido Jóhann Jóhannson y una estética de lo más terrorífica (esos moteros son realmente escalofriantes). El inicio con Starless de King Crimson ya nos indica que no estamos ante un film convencional (al menos formalmente). Es innegable que Cosmatos sabe crear una atmósfera de pesadilla que me resultó inquietante, una pena que no haya nada más allá. Que de justicieros en busca de venganza está la historia del cine plagada. El problema de Mandy no está en su retorcida forma de presentar la historia ni en la historia en sí. Mad Max: Fury road tampoco tenía historia apenas pero era jodidamente divertida y los personajes rezumaban carisma y vida. Pero Mandy se hace aburrida mientras los personajes resultan de lo más insípido. Tomarse una hora para presentar a los personajes es demasiado, sobretodo cuando no hay mucho que presentar.

¿Y Nicolas Cage? El tipo lleva décadas auto parodiándose en todo tipo de subproductos, parece ser que necesitaba dinero. Convertido en una caricatura del buen actor que una vez fue, Cage parece haber asumido que su carrera se ha ido por el retrete y Mandy es un ejemplo de ello. Por cierto, cada día que pasa Marilyn Manson y Nicolas Cage se parecen más entre sí. Volvamos a Mandy. En su primera hora, Cage está comedido e inexpresivo, su personaje apenas habla y él transmite más bien poco. Pero en la segunda hora Cage nos demuestra hasta donde es capaz de llegar en su histrionismo o hasta dónde es capaz de abrir los ojos. Está desatado y alucinado (en sentido literal) como pocas veces le hemos visto. No solo pasa de ser un soso de cuidado sino que se convierte en un lisérgico vengador experto en la lucha cuerpo a cuerpo y un herrero de primera. Me resultó alucinante la escena del baño con Cage en calzoncillos gritando como un poseso tras recibir una profunda puñalada en las costillas de la cual parece que nadie se acuerda durante el resto del film. Verlo con la cara manchada de sangre con esos ojos desorbitados sí que es una experiencia traumática. ¿Y qué decir de los villanos? Pues que 50 años después la Familia Manson sigue dando mucho juego, incluso el líder es un músico frustrado como Charles Manson. Una pena que el líder de la secta sea tan poco carismático y tan aficionado a la palabrería hueca. Supongo que es un ardid para rellenar minutos de metraje. El resto de miembros de la secta son más tarados que malvados. Al menos, los motoristas del infierno sí provocan cierto terror.

Como he dicho antes, no es la historia lo que gusta de Mandy, sino la forma de contarla. Sinceramente, con una historia mejor o unos personajes más trabajados, creo que estaríamos ante un film importante.

Mandy

by: Luis Cifer

by: Luis Cifer

Luis Cifer, nació en la ciudad del cierzo. Se dice que siempre viste negro, que Luis no es su nombre real y que duerme en la calle. Otros dicen que tiene un trabajo, que no bebe alcohol e incluso que es padre de familia, pero no hay nada confirmado. También se le puede encontrar en su blog de cine.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

Tulsa King (temporada 3)

Tulsa King (temporada 3)

“Tulsa King” es la serie menos ambiciosa de las creadas por Taylor Sheridan, lejos de las expectativas de otros productos como todo el universo de “Yellowstone”, “Special Lioness”, “Mayor of Kingstom” o “Landman”. Un divertimento co- creado con Terence Winter, también...

Sueños de trenes

Sueños de trenes

“Sueños de trenes” es una de las sorpresas del cine independiente de la presente temporada. Un film modesto pero de grandes pretensiones basado en un relato corto y que el gigante Netflix ha a su catálogo. Su responsable es Cliff Bentley, un casi debutante director y...

Blue Moon

Blue Moon

Suelen ser interesantes las obras teatrales que tratan sobre figuraciones sobre personajes reales. Ejemplos hay muchos: desde “Rojo” sobre el pintor Rothko a “Copenhague” sobre el encuentro entre Heisenberg y Niels Böhr, pasando por “Encuentro entre Pascal y el joven...

Caza de brujas

Caza de brujas

El cine de Luca Guadagnino ha pecado siempre de cierta irregularidad. Un director talentoso pero con un manierismo técnico que en ocasiones funciona y en otras adolece de los pecados de la posmodernidad cinematográfica. Le sucede desde su oscarizada, y espaldarazo...

Drácula

Drácula

De Luc Besson uno puede esperarse cualquier cosa pues es innegable su imaginería visual en productos como “El quinto elemento” aunque unos cuantos descalabros jalonan su amplia filmografía. Su nuevo “Drácula” es un filme creado para no dejar a nadie indiferente pues...