Siempre me ocurre lo mismo con los dos últimos discos de los ‘Hoja Verde’, me pillan casi cerrando el año y me hacen replantearme sí o sí mis prioridades y posiciones teniendo que hacerles un obligado hueco entre lo mejor del ‘TOP F***ING 10‘ por la calidad ‘in crescendo’ que siguen atesorando estos suecos de la localidad de Börlange. La banda liderada por el icónico Tommy Holappa vuelve a ponerme las cosas bien complicadas con la reciente publicación de otro fabuloso trabajo que lleva por nombre Hear The Rivers (2018). Atrévete a ‘Dejarlo Salir’ por tus oídos…
Saborea el pegadizo ritmo de ‘La Vieja Buena Cabra’ y agita tus caderas!!!…
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No se podrá quejar el amigo Holappa con la trayectoria que está facturando su banda desde 2014 con la incorporación de Arvid Hällagard (vocals) y Sebastian Olsson (drums) y con la publicación de un disco tan sólido y definido como Trails & Passes (2014). El ente Greenleaf habían cambiado, su posicionamiento melódico y su búsqueda de melodías (saturadas pero melodías) se habían convertido en una prioridad sin renunciar al músculo y la fiereza desértica de sus principios. Dos años después dieron el puñetazo definitivo en la mesa para convertirse en una banda de primer nivel, protagonizando festivales en primeros puestos y realizando giras como cabezas indiscutibles. De esto tuvo la culpa el incluso superior Rise Above The Meadow (2016). Muy lejos quedan ya los crudos y entregados primeros trabajos de la banda, considerados ‘proyectos paralelos’ de los discos de Dozer, la icónica primera banda de Holappa.
Y bien, tras un doloroso cambio de bajista tras la marcha de la mano derecha de Tommi, Bengt Bäcke (Dozer, Greenleaf), siendo sustituido hace bien poco por Hans Fröhlich (lo tenéis bien documentado en el descojonante clip de aquí arriba…), llega el momento de hablar de las buenísimas sensaciones que estoy teniendo con Hear The Rivers (2018). Para empezar, me cuesta decantarme sobre si es o no superior a sus dos anteriores discos porque la calidad compositiva e interpretativa es abrumadora, han alcanzado tal nivel que deberían estar haciéndole sombra al mismísimo Joshua Homme y sus QOTSA pero claro, son barbudos, entrados en ‘carnes’ y no precisamente tan guapos como ‘el pelirrojo’ (…). Hablando ya de los temas, volvemos a tener una colección de canciones descomunal, mezcolando esa innata capacidad para mezclar melodías de ascendente pop con una muralla sónica impenetrable pero tremendamente atractiva y subyugante caso del tremendo inicio con «Let It Out», o cortes aplastantes como «High Fever» o «A Point Of A Secret» nutrido del fantasma de Blues For The Red Sun o el stoner boogie 70’s de «Oh My Bones». La banda está en un estado de forma intratable con una base rítmica impenetrable y pre-clara con esa caja y ese bombo tan presentes y el omnipresente y elástico bajo. Holappa sigue escupiendo riffs tan monolíticos como catchys y la voz de Arvid sigue tan atractiva como siempre en la línea de Magnus Pelander de Witchkraft. El toque bluesy setentero cada vez va ganando terreno y aquí están mi dos temas favoritos, «Sweet Is The Sound» y un sobresaliente track como «Good Ol’ Goat» que me pone brutísimo. «We Are The Spawns» se acerca a los dominios de Homme con una composición melódica y frágil. Para acabar, la bestialidad de «The Rivers Lullaby» demostrando todas las caras de Greenleaf, su gusto por el progresivo, la decantación por la melodía vocal, cambios brutales y ese poderío riffico y de ejecución que me deja knoqueado y babeando. Así son y así nos lo muestran Greenleaf. ¡¡¡A lo más alto!!!…
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