‘Hasta que no hayas sido olvidado del todo no habrás terminado con la tierra: morir no basta’, dice el epitafio de Porter Rosas, en una de las cuatro esquinas de Mayoral con Boggiero, al aroma de pan recién hecho del cercano horno de San Pablo.

Su viuda, Jessi, mientras adecenta la tumba y pone flores nuevas, recuerda involuntariamente una conversación con Porter:

 

– Tú nunca me has querido, Porter, nunca.

– Bueno, ¿crees que es necesario quererse? Basta con adaptarse, con acomodarse a la situación y dejar que la vida te lleve.

He estado bien contigo, Jessi, eso es más de lo que gran parte de la gente puede decir.

– Sí, pero yo creía que me querías, Porter, creía que te importaba, que los dos, juntos, estábamos haciendo algo hermoso, algo… grande.

– Y, en cierto modo, lo hemos hecho, ¿no crees, Jessi?

– ¿Qué hemos hecho? Soportarnos día a día durante más de veinte años, eso es lo que hemos hecho. Si al menos me hubieras querido, Porter. El amor lo cambia todo, todo.

– De veras que no te comprendo, Jessi. Para saber si te he querido has tenido que preguntármelo… ¿y si te hubiera respondido que sí, que te he amado siempre, que te sigo amando?

– Pero no es así, no es así. Además, cuando se llega a preguntar, en realidad ya se sabe la respuesta, se sabe desde hace años, quizá desde el principio, y es solamente que antes uno se negaba a aceptarla, o no quería, no podía aceptarla. ¿Cómo has podido estar conmigo sin quererme, Porter? A menudo tus besos han sido apasionados, y con la fuerza de tus abrazos parecías querer poseerme, y a veces me has mirado con ternura.

– Son sólo sentimientos, Jessi, pasión, ternura, deseo, compañía… quizá a todo eso tú le llamas querer, y entonces sí, Jessi, entonces te he querido.

– Pero ¿el amor no existe? ¿es sólo este compañerismo resignado? Estoy tan confundida, Porter, ya no sé si te quiero, si te he querido alguna vez.

– Claro que me has querido, Jessi, yo he visto, he sentido cómo me has querido.

– Pero, entonces, ¿no hay nada más?

– ¿Qué esperabas? ¿Salir volando, demostrar al mundo tu amor?

– No hay nada más…

– No, Jessi, no hay más. Eso es todo…

 

Ay, es tanto el olor a pan recién hecho.

 

 

por Narciso de Alfonso

 

 

by:

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Últimas entradas

Últimos comentarios

Te puede interesar

Merodeando la calle vacía

Merodeando la calle vacía

Tenemos delante una calle vacía. ¿Cuál es su color verdadero si nadie la mira? ¿De qué color es la vida si no vive el hombre? ¿Hemos mirado siempre hacia dentro? Estas precipitadas preguntas tienen la suficiente claridad y, también, la deliciosa oscuridad de la...

Merodeando al niño

Merodeando al niño

Vemos a un niño agachado, una postura sencilla, cuando tenemos esa edad. Una postura que algunos abandonan para siempre. Aunque lo bueno de esa posición, es que puedes encontrar cosas inesperadas, como un bancal de violetas amarillas, o un montón de insectos nacarados...

Meditaciones Africanas – Felwine Sarr | Editorial Filosafrica

Meditaciones Africanas – Felwine Sarr | Editorial Filosafrica

El título ya es de por sí transparente. Meditaciones Africanas es una ventana abierta a una cultura desconocida para muchos. Una ventana que nos muestra, nada más leer sus primeros párrafos, que estamos alejándonos despacio, de lo que son las verdaderas relaciones...

Merodeando a la anciana feliz

Merodeando a la anciana feliz

Lo primero que me llama la atención de esta anciana feliz es su estatura, que seguramente no tiene nada que ver con la pose agachada en la puerta de su humilde hogar. La anciana está feliz, que no es lo mismo que contenta. Al llegar a cierta edad se puede comprobar,...

Merodeando al hombre destruido

Merodeando al hombre destruido

Lo primero que llama la atención al ver esta imagen, es el sendero pedregoso que conduce hacia la mina del yo. Un lugar, en el que muchos comenzamos a trabajar más bien pronto. Todo despertar es interno, por eso este hombre se ve a sí mismo llegando a la luz del...