Entretenida miniserie francesa de seis episodios donde lo que se cuenta es inferior a como se cuenta, a pesar de que su trama no carece de interés, aunque las numerosas lagunas en su estructura hacen que el conjunto final desluzca un tanto. Todo comienza en un tranquilo pueblo en las Ardenas, de esos donde nunca pasa nada, aunque hace veinte años desaparecieron unas adolescentes sin dejar rastro y otra perdió la memoria y ahora ocupa el cargo de maestra en la escuela local. Tres jovencitas con un extraño pacto comienzan a desaparecer, una de ellas hija de la teniente de policía. El esclarecimiento de los hechos, desvelará secretos guardados durante mucho tiempo.
Un «thriller» al uso, tan fácil de ver como de olvidar. Llevado con ritmo y prestancia, en episodios de unos cincuenta minutos, donde si uno dispone de cinco horas puede ser bueno para hacer un maratón. Cuenta cosas interesantes, sobre todo esas adolescentes actuales capaces de casi cualquier cosa por dinero y donde la pérdida de la inocencia es norma ante unos adultos inmorales y dominados por sus instintos más primarios. El problema llega por ciertos giros del «libreto» que son inadmisibles. Los más evidentes llegan por parte de la policía cuya hija desaparece y se le deja continuar en la investigación. Como es lógico y evidente, cometerá errores infantiles, al mezclar lo personal con lo profesional y que, a buen seguro, su jefe, un curtido comisario que llega a la pequeña villa por su hija, hubiese parado de inmediato. Tampoco funciona bien la pérdida de memoria de la profesora, una mujer cuyo carácter no queda bien reflejado, con demasiados altibajos, en contraste con otros como el detective, que a pesar de no conocer sus motivaciones para acabar en ese remoto lugar, si vale como metáfora del profesional intachable.
A su favor, la narración posee tensión dramática y las adolescentes se comportan como lo que son, niñas con «pájaros en la cabeza», esa dosis de incosciencia a esa edad y el poco respeto a los mayores, que aprovechan la lascivia de unos adultos infantilizados y que combaten sus responsabilidades deseando a esas tiernas criaturas. Sin duda, es la parte más interesante de la serie creada por Delinda Jacobs y dirigida por Julius Berg, al que también se le debe el paso a la pequeña pantalla de un clásico del cine galo como «Los ríos de color púrpura», que apoyándose en la estupenda fotografía de Maximiliaan Dierickx aprovechan los recursos naturales que ofrece un paraje tan atrayente como los bosques de las Ardenas, que se convierte en un protagonista más de la historia. Una parte fundamental de un reparto que en líneas generales funciona, tanto en los más jóvenes como en los veteranos y que acaban convirtiendo a «La forêt» en un entretenimiento ligero pero con cierta capacidad de magnetismo.
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