Llegamos al poema XXV de la obra Las Flores del Mal de Charles Baudelaire. Un poema dedicado a las mujeres que ejercen la prostitución en las calles. En él Baudelaire se adentra en los entresijos de este comportamiento humano y explora los porqués de su función en el mundo, en la vida, por supuesto a ojos del poeta en aquella época.
LAS FLORES DEL MAL – CHARLES BAUDELAIRE
POÈME XXV
Tu mettrais l’univers entier dans ta ruelle,
Femme impure ! L’ennui rend ton âme cruelle.
Pour exercer tes dents à ce jeu singulier,
Il te faut chaque jour un cœur au râtelier.
Tes yeux, illuminés ainsi que des boutiques
Et des ifs flamboyants dans les fêtes publiques,
Usent insolemment d’un pouvoir emprunté,
Sans connaître jamais la loi de leur beauté.
Machine aveugle et sourde, en cruautés féconde !
Salutaire instrument, buveur du sang du monde,
Comment n’as-tu pas honte et comment n’as-tu pas
Devant tous les miroirs vu pâlir tes appas ?
La grandeur de ce mal où tu te crois savante
Ne t’a donc jamais fait reculer d’épouvante,
Quand la nature, grande en ses desseins cachés,
De toi se sert, ô femme, ô reine des péchés,
— De toi, vil animal, — pour pétrir un génie ?
Ô fangeuse grandeur ! sublime ignominie !
POEMA XXV
¡Pondrías el universo entero en tu callejuela
mujer impura! El aburrimiento vuelve tu alma cruel.
Para ejercitar tus dientes en ese juego peculiar,
necesitas cada día un corazón en tu comedero.
Tus ojos, iluminados igual que las tiendas
y los resplandecientes tejos en las fiestas públicas,
utilizan insolentemente un poder prestado,
sin conocer nunca la ley de su belleza.
¡Maquinaria ciega y sorda, de crueldades fecunda!
Saludable instrumento, bebedor de la sangre del mundo,
¿cómo no te da vergüenza, y cómo no has visto
delante de todos los espejos, palidecer tus encantos?
La grandeza de ese mal del que te crees sabia
¿nunca te hizo retroceder de espanto
cuando la naturaleza, grande en sus planes ocultos,
de ti se sirve, oh mujer, oh reina del pecado,
— de ti, vil animal, — para formar un genio?
¡Oh fangosa grandeza! ¡sublime ignominia!
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