David Lynch es mas inteligente que la mayoría de nosotros. Se cree, y lo es, superior a la mayoría de los mortales y le gusta jugar continuamente con nuestras percepciones. Disfruta sembrando el camino de pistas que debemos interpretar, la mayoría de las cuales son falsas y sólo conducen a callejones si salida, pero siempre hay algunas que si son validas y nuestro rol no es otro que seguir esas pistas e ir abriendo y cerrando puertas continuamente. Eso sí, si se consigue llegar al final y descubrir el juego, aunque esto nos cueste varios visionados y disecciones de la película, algo que solo sucede con un numero muy reducido de directores, acabas dándote cuenta de que aquello que a simple vista, acostumbrados como estamos en no seguir mas que una línea recta, era una tomadura de pelo acaba convirtiéndose en una obra maestra del cine, que consigue traspasar la frontera para acabar en una obra de arte.
Nada es nuevo, las tres horas de INLAND EMPIRE no difieren demasiado de lo ya vivido con anterioridad en Lost Highway ,o mas recientemente en Mulholland Drive. Los caminos por los que se desenvuelve son parecidos, pero hay una gran diferencia, y es que el número de esas pistas que mencionábamos en el párrafo anterior en este último trabajo de Lynch se multiplican por cinco, y si en Mulholland Drive una vez descubrías el momento del corte todo a continuación fluía directamente y las piezas iban encajando una tras otra, en INLAND EMPIRE no hay un solo corte, Lynch, esta vez ha querido dar una vuelta de tuerca y esos puntos de encaje son múltiples y variados lo que conlleva una dificultad extrema y unirlos se hace extremadamente complicado y, por mucho que se intente, cuando creemos tenerlo todo atado, acaba surgiendo un cabo que queda suelto, y a estas alturas estoy convencido que ni el propio David Lynch es capaz de atarlo todo.
Diversas son las puertas, juego de letras como AXXoN N, números como ese 47, juego de palabras como «el caballo en el pozo», que son las encargadas de trasladarnos de un «mundo a otro», y de esa manera Lynch nos tiene entretenidos durante esas tres horas en las que nos gustaría llegar al status de conejo pero nos quedamos en el de ratón de laboratorio en manos de un científico digno de ser interpretado por Vincent Price.
David Lynch, película a película, se ha ganado y con creces el status de director de culto, pero, y el lo sabe y posiblemente lo haga aposta, los genios son así y al estar por encima del resto de la humanidad hacen lo que les viene en gana, parece empeñado en alejar el publico de las salas donde se emitan su películas. De esta manera es lógico que tenga que producir sus propias películas y por si no lo teníamos claro en INLAND EMPIRE aprovecha a Freddie para en un par de escenas auto parodiarse, ayudado esta vez por Laura Dern que ademas del papel protagonista es también co-productora, cuya interpretación, a lo largo de las tres horas de película, es sencillamente magistral y consigue transmitirnos en todo momento las diversas sensaciones y estados de animo por los que va deambulando a lo largo de toda la cinta; alegría, serenidad, sorpresa, desconcierto, horror nos son transmitidos a través de esos primeros planos en los que Lych basa la fuerza de INLAND EMPIRE. Desconozco quienes fueron los nominados al Oscar en aquel año, pero me parece una autentica injusticia que Laura Dern no estuviese entre las nominadas a mejor actriz..
Y llegados a este punto estoy seguro que mas de uno se estará preguntando si voy a centrarme de una vez en lo que INLAND EMPIRE nos cuenta, lo que a vista de la mayoría es algo indescifrable, y sí la respuesta es afirmativa, pero la verdad es que no hay mucho que contar; si Alan Parker en El Corazón del Angel nos mostraba el descenso al infierno de Harry Angel, en INLAND EMPIRE David Lynch, simplemente quiere que asimilemos de una vez por todas que los «Actos traen consecuencias«, y esto ya se encarga de decírnoslo el personaje interpretado por Grace Zabriskie, la que fuera la madre de Laura Palmer en esa maravilla llamada Twin Peaks. A las primeras de cambio y en una escena absolutamente grandiosa mediante Grace, Lynch, para que luego no digamos que no fuimos advertidos, ya nos deja bien claro que cualquier acto trae consecuencias. No te líes con otro o tendrás problemas y ese «acto» desencadenara otros en cadena, y para que lo vivamos directamente, Lynch, a lo largo de esas tres horas, se encarga de describir el descenso a los infiernos y cual es el camino hacía la expiación del pecado teniendo que enfrentarnos a nuestros fantasmas y, mediante los remordimientos y la confesión, conseguir acabar con esos fantasmas que nos tienen aferrados para obtener la liberación y el perdón, simplemente esto, nada mas, eso es INLAND EMPIRE.
Todo lo anterior es INLAND EMPIRE, pero no termina aquí, y posiblemente solo sea una apreciación personal, como lo es todo lo escrito anterior, pero me ha parecido ver en algunos momentos el espíritu del, para mi, mejor director de la historia del cine sobrevolar el film de Lynch. El reflejo de Nikki/Su/Lost G. en el sofá me ha recordado demasiado el final del 2001 de Stanley Kubrick, como la imagen de Jack Torrance en el retrato colgado en la pared en la secuencia final de El Resplandor, por no hablar de utilización de la música para resaltar los diversos momentos, técnica utilizada habitualmente por los diversos directores de cine, pero llevada al excelso por Kubrick en Eyes Wide Shut.
¿Referencias, homenaje de Lynch a Kubrick?, nunca lo sabremos, pero no hay duda de que Lynch va más allá de esos 30 segundos de 2001, o ese descenso a los infiernos de Harry Angel de la mano de un impresionante Louis Cyphre, o el reflejo de ese espíritu atormentado llamado Jack Torrance, para sumergirnos a lo largo de tres horas en una de las mejores experiencias hipnóticas que se hayan podido vivir en una sala de cine, y al final poco va a importar si Nikki es Sue o si por el contrario es Lost Girl, o si las tres son la misma persona, poco nos va a importar si estamos en el cielo, en el purgatorio o definitivamente en el infierno, poco nos va a importar que al igual que Frank Darabont haya sido incapaz de explicarme como alguien es capaz de colgar el póster de Rita Hayworth desde el interior del túnel para que quede tal como se ve en la principal escena de The Shawshank Redemtion, Lynch nos explique como es posible que los dos mundos consigas interrelacionarse en una escena, cuando Freddie oye los pasos de alguien (luego sabremos que es de Nikki) y Devon vaya tras ellos, y luego en la misma escena tal como es vivida por Nikki esa misma interrelación desaparezca para pasar a ser simplemente una escena brillante de la película, pero tal como decía, poco nos va a importar la coherencia final de la historia, saber si la figura humana del conejo principal es el amigo de las gafas, saber si…… poco importa, eso forma parte del juego planteado por Lynch, lo que realmente importa es la capacidad de Lynch de crearnos un universo diferente en el que los primeros planos nunca se han filmado así, siendo ellos profundizamos directamente en el subconsciente de los personajes para entrar dentro de la película como si formáramos parte de ella, cine dentro de cine y eso en estos momentos solo está al alcance del mejor director de cine vivo que no es otro que David Lynch.
INLAND EMPIRE es una extraordinaria película, pero dejadme que me quede con esas dos maravillas llamadas Mulholland Drive y Lost Highway, sin ellas no hubiese sido posible INLAND EMPIRE. Y, para finalizar, si alguien sigue dudando de Lynch y es de los que sigue creyendo que solo sabe hacer películas oscuras, no estaría de mas que le diese un vistazo a El Hombre Elefante o esa otra obra de arte, con uno de los mejores finales que se pueden ver, llamada Una Historia Verdadera.
INLAND EMPIRE.
A Woman in Trouble
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