De la «mano» de la todopoderosa HBO nos llega este cortometraje con el que celebramos el día mundial de esta forma de entender el cine en versión reducida, aunque éste que nos ocupa sea más un mediometraje al tener una duración de algo más de treinta minutos.
Parece claro que en poco tiempo se pueden crear obras de arte, productos «resultones» que den paso a sus creadores al «largo» o caprichos estéticos por algún motivo. Esto último parece ser lo más plausible para la realización de esta historia, pues de lo contrario no se entiende como se ha acometido una producción de este calibre y presupuesto. Un caro «capricho» para poder pasar unos días en Tokio con la excusa de rodar algo. Y es que «Tokyo project» no se sostiene por ningún lado, ya que ni funciona como drama, melodrama o capacidad para sorprender y su paseo por la capital nipona es desconcertante a todas luces. Un mal cruce entre la soledad de un occidental en Japón tipo «Lost in traslation» pasado por el tamiz de series tan interesantes como «Midnight diner: Tokyo stories» o «El gourmet samurái» y rodado en modo videoclip. Un desaguisado posmoderno que aburre desde su inicio y con un final visto, como el resto del metraje, en otras obras (así, sin pensar demasiado se nos ocurre el de «Belleza oculta»).
El responsable como director es Richard Shepard, hombre curtido en la televisión y que firma este trabajo por sus episodios en «Girls», ya que la productora y sombra en la oscuridad es Lena Dunham, que incluso utiliza de protagonista a Ebon Moss-Bachrach, otro de los nombres de la misma serie, aunque su pareja en esta ficción sea la ahora famosa Elisabeth Moss, célebre por su protagonista en la archipremiada «El cuento de la criada». Ellos pasean por Tokio, comen Ramen y se encuentran y desencuentran con filtros de colores, cámaras lentas y caras que parecen reflejar intensidad pero que solo consiguen provocar sonrojo. Así que poco o muy poco se puede sacar en claro, salvo como consiguen algunos unas vacaciones pagadas en exóticos lugares. Un aplauso por ellos.
Un «capricho estético». No lo podría haber descrito mejor en dos palabras.
Pero la música me pareció exquisita, si alguien me puede decir la lista de temas lo agradecería.
Gracias por tu comentario. La banda sonora es de Rolfe Kent, compositor, por ejemplo, de las primeras películas de Alexander Payne