Con la lengua fuera, imploro el perdón de nuestros redactores, el siempre respetable lector y las propias ánimas benditas pero me ha resultado literalmente imposible publicar esta lista a tiempo para que podáis pasar una noche de brujas con una buena pila de cómics al lado. Por fortuna, seguro que muchos ya teníais un plan para poneros hasta las satánicas trancas a base de diversas pócimas de malvadas brujas así que, visto por el lado bueno, os voy a regalar un gran compañero de resaca en forma de listado de diez obras del noveno arte que, para más inri, son de tan alta calidad que os aseguro que las disfrutaréis tanto ya sea en una noche de Halloween, devorando turrones frente a la chimenea o sorbiendo un mojito en una hamaca.

Mucho se discute sobre la eficacia del terror como género en un medio como el cómic, con una narrativa y recursos tan propios y marcados. Esto, más que un problema, quizá represente una manera de entender ambos, género y medio, de una manera tan subjetiva que dará pie a discrepancias con respecto a la calidad o si corresponde la etiquetación de tal o cual obra, pero me atrevo a decir que las obras elegidas por vuestro humilde servidor han sido elegidas con cariño y son altamente recomendables independientemente de que cumplan con algún escurridizo criterio.

Y precisamente desde la subjetividad, voy a empezar excusando algunas ausencias de esta lista. No dejo de encontrarme títulos como From Hell o algunos de la línea Vertigo, clasificados como terror, y mira que adoro la obra de Alan Moore, pero no veo cómo encajarla en este listado, aunque se merece todo reconocimiento que tenga. Luego están obras como Locke & Key que no aparecen aquí porque… ay, no la he leído. Ganas no faltan pero sí muchas otras cosas (tiempo, dinero, qué os voy a decir…). Por último, ruego me disculpen los fans de 30 Días de Oscuridad, pues no consigo pillarle el punto a Steve Niles, o Crossed, que me parece infumable y con el peor Garth Ennis que he visto jamás. Estaré encantado de que me convenzan de sus virtudes, pero mi experiencia con estas últimas fue de todo menos grata, desgraciadamente.

Pero bueno, vamos al grano y sed bienvenidos a mi oscura selección de macabras viñetas. Empezamos con…

1. Tales from the Crypt / The Vault of Horror / The Haunt of Fear (EC)

Las tres cabeceras de terror salidas de esa inagotable factoría de ideas creada con dos genios llamados Bill Gaines y Al Feldstein capitaneando un equipo de magníficos dibujantes tiene que estar en mi lista sí o sí. Muy posiblemente recordaréis las adaptaciones de estos relatos en forma de serie de televisión para la HBO pre-Sopranos (incluso que Sexo en Nueva York, que esa sí que daba miedo) y os haréis una idea de la estructura bastante esquemática de sus historias, en la que siempre solía hacer aparición una suerte de siniestra justicia poética, encargada de resolver la historia y correr el telón. Eran historias y cómics frívolos casi sin ningún tipo de pretensión, sí, pero nunca exentos de una sátira acidísima, con muchas ganas de tocar las pelotas (y que trajo no pocos problemas al bueno de Gaines y compañía) y todo bañado de litros de sangre y kilos de casquería. Hay belleza en los trazos sensuales de Jack Kamen, pero también en las macabras caricaturas de Jack Davis y las detalladas y purulentas mutilaciones de Graham Ingells. Todo en unos años 50 que, más por lo que callan que por lo que cuentan estas historias, sí que daban más miedo.

2. Tomb of Dracula (Marvel)

Una de las razones por las que soy tan fanático de la Marvel de los 70 era por lo cercanos que estaban del pulso del mundo en el que vivían. Vale, esto siempre ha sido una característica de La Casa de las Ideas, pero vistos los resultados con el flujo constante de títulos en los 70, esta década ya fue la leche. ¿Que las películas de la Hammer pegaban fuerte? Pues Marvel va y se saca de la manga su propio Drácula setentero y hammeriano al que insertar en el mismo universo donde Spiderman va por ahí trepando por edificios y Estela Plateada surcando los cielos. Y lejos de resultar en algo ridículo, conforma uno de mis títulos preferidos de la editorial a lo largo de su extensa y fructífera historia gracias al buen hacer de unos Marv Wolfman a los guiones y un Gene Colan inconmensurable (¡esos claroscuros de Colan!).

El carisma del grupo de cazavampiros compuesto por herederos de Harker, Van Helsing e incluso del propio Conde, constantes cacerías en las que cazadores y cazados cambiarán de papel bastante a menudo y un soberbio Drácula, protagonista y villano al mismo tiempo conforman una de las interpretaciones más divertidas y adictivas del canon de Stoker. Como curiosidad, mencionar que Wolfman y Colan basaron su Drácula en el actor Jack Palance… quien interpretaría al empalador años más tarde.

3. The Walking Dead (Image)

Si tengo que elegir una obra de zombies, esta no será la única pero es la primera que se me viene a la cabeza inevitablemente. Desconozco los derroteros de la famosa serie de televisión, que empecé con interés hasta que me aburrí en la segunda temporada y jamás regresé, pero aunque solo sea por los primeros años de esta serie de Robert Kirkman, merece su puesto en la lista. Un personaje dirá en algún momento «Nosotros somos los muertos vivientes» y es entonces cuando Kirkman termina de subrayar, por si no te ha quedado claro, que nuestros protagonistas están bien jodidos y que no hay esperanza. Es una obra desoladora en la que sus ¿héroes? no pueden evitar caer presa de ellos mismos ante tan nihilista panorama. De acuerdo, nada nuevo en la ficción de zombies quizá, pero Kirkman sabe como contarte esta historia de la nada más absoluta y domina los cliffhangers como nadie.

Decía más arriba que no tardé en bajarme de su adaptación televisiva, pero todavía años más tarde, sigo enganchado a sus páginas.

4. Neonomicon (Avatar Press)

Pues no tenía yo del todo claro si meter aquí esta obra que, si bien viene firmada por alguien de la talla de Alan Moore, no me parece ni de coña lo mejor del barbudo genio. No obstante, mi sentido arácnido me decía que acabaría en mi lista. ¿La razón? Pues que además de permitirnos ver a Moore poniéndose lovecraftiano, es condenadamente perturbadora y solo por esa sensación que te deja en el cuerpo, creo que no solo desentona sino que merece su buena oportunidad. Recomendable leer en su edición que incluye The Courtyard, que funciona a modo de prólogo y está bastante bien; es una historia lovecraftiana pero en su formato más accesible y fácilmente masticable, un poco más alejada de horrores sin nombre ni forma y geometrías no euclidianas. Y encima es entretenida, así que no le falta de nada, pero sobre todo, ese repelús, ese escalofrío… argh.

5. Los Mitos de Cthulhu (por Alberto Breccia)

Y ya que hablamos de interpretaciones, vámonos a las adaptaciones que hizo el magnífico genio argentino Alberto Breccia. Hay multitud de brillantes obras inspiradas en Lovecraft, pero para adaptar al chiflado de Providence tienes que, o bien estar tan majara o enfermo como él o ser de una clase particular de genio. Por suerte para el resto de los mortales, Breccia se cuenta entre estos últimos, y amparado por el eficiente Norberto Buscaglia, nos introduce de lleno en el horror lovecraftiano adaptando los relatos de una manera tan fiel que ya asusta. La maestría de Breccia permite que sean los límites de la cordura los que le den forma a manchas negras venidas de quién sabe qué dimensión y quizá sea mejor idea no seguir indagando.

6. Dylan Dog (Bonelli Ed.)

Con lo que me gusta a mí el cine de terror italiano y el buen hacer de la editorial Bonelli, responsable de sacar mes a mes una larga lista de títulos de gran calidad, es lógico asumir que mi preferido del sello sería Dylan Dog, detective de lo sobrenatural creado por Tiziano Sclavi. Como ocurre con estas series, siguen sus propios parámetros y no se pueden juzgar (ni falta que hace) como las premiadas obras del medio, sino precisamente como una apuesta por la continuidad periódica de buenas historias, a veces con mayor o peor fortuna.

Una verdadera lástima que sea tan difícil encontrar Dylan Dog publicado fuera de Italia, donde me consta que sigue gozando de gran salud. Al igual que muchas de sus películas del género, puede alternar entre una sobria elegancia y un festival de gore, siempre de la mano de este carismático y misterioso detective londinense y su muy familiar ayudante. Aunque solo fuera por El amanecer de los muertos vivientes, Dylan Dog es una experiencia que deberíamos tener por lo menos alguna vez.

7. Uzumaki (Junji Ito)

Junji Ito es uno de los autores de terror más aclamados dentro del manga y no es difícil entender los motivos. Personalmente, siempre encuentro algo que me impide abrazarlo como un gurú tanto del terror como del manga, del que tampoco soy experto, pero suelo disfrutar bastante de sus obras y, al igual que me pasa con alguna citada más arriba, lo peor es la sensación que te deja. Con su también recomendada Tomie, quizás más convencional, me ocurre en menor grado pero es aquí, en la demencial Uzumaki, cuando después de pasar un buen rato rumiándola, me encuentro con la sensación de que hay cosas que no podré ver de la misma manera. Sí, un final más redondo le habría venido de perlas a este manga, pero el mal rollo se queda contigo.

Con cierta sombra lovecraftiana flotando, Uzumaki relata la creciente obsesión de un pueblo y muchos de sus habitantes con las espirales. Nada más. Nada menos. Y es suficiente.

8. Jenifer (Creepy)

Ni de coña me iba a dejar fuera al maestro Berni Wrightson, está claro. Si hablamos de cómic de terror, bienvenidos sean los matices, pero Wrightson no se mueve de aquí. En todo caso, podemos discutir sobre cuál sería so obra más representativa; precisamente tenía yo a Freakshow como candidata para la lista, pero no tardé en darme cuenta de que tenía que ser Jenifer, siempre Jenifer.

Publicada en la revista Creepy, auténtica cabecera de referencia, y escrita por un correcto Bruce Jones, esta historia no llegaría jamás a sus altísimas cotas de siniestrez, sordidez, delirio y genialidad sin el toque mágico de Wrightson. Cada viñeta de esta breve historia es tan perturbadora como macabramente hermosa. Quizá como la propia Jenifer.

9. Spirits of the Dead (Richard Corben)

Otro genio y otra recopilación de adaptaciones, a su vez, de otro genio no menos grande. Como ya había mucho Lovecraft en esta lista, he optado por incluir las historias de Edgar Allan Poe bajo la mirada y los lápices del genio de Texas, Richard Corben. Si bien el peor Corben es capaz de firmar material que ya quisiéramos muchos mortales, aquí se encuentra a gusto adaptando a Poe sin escatimar en detalles escabrosos pero dotando a la narración de más plasticidad y unas composiciones de página que me hace pensar en lo que verdaderamente sería Poe si fuera un autor de cómics. Y sí, algunos relatos estarán mejor que otros, pero encontrarse cada dos o tres páginas con alguno de los trucos de magia de Corben no tiene precio.

10. La Cosa del Pantano (DC)

Tenía mis dudas e incluso había ponderado otras opciones, y precisamente pensando en Hellblazer, serie basada en el personaje de John Constantine, creado por Alan Moore, lo vi claro. Y sí, voy a ser tremendamente subjetivo, pero fue pensar de refilón en este título de DC y sentir la bofetada del recuerdo del número titulado «Un halo de moscas» y el propio arco en el que se incluye. Una historia tan macabra que, no contenta con silenciar todo el asilo de Arkham, crece en ominosa intensidad a cada paso del cadáver de Arcane.

Podría hablar de todo el American Gothic y tantas jugadas maestras de Alan Moore, pero solo puedo pensar en ese número. Macabro, muy macabro.

Y con esta selección de diez títulos, me retiro entre las sombras a meter la nariz entre más cómics. Si os interesa alguno de los citados, mi más sincera recomendación de que os animéis a hincarle el diente, y si tenéis algo que comentar o discutir, podremos hablar largo y tendido aquí abajo. ¡Feliz lectura!

by: Lolo Garcia

by: Lolo Garcia

Rory Gallagher se me apareció y me dijo que yo sería una estrella del rock pero, por desgracia, solo lo escuché yo y ahora nadie me cree. Mientras espero a que llegue "mi gran momento", paso mis días en Londres, donde me dedico a la localización y traducción de videojuegos mientras sigo engalanando mis riffs y metiéndome en vena libros, cómics, películas, series y mucha, mucha música.

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